Respetuoso, el público mantenía silencio absoluto, con toda su atención puesta en el único foco encendido en la sala: una penetrante luz que se abría paso entre la oscuridad del auditorio para alumbrar la entrada de Vicente Amigo. El tocaor, arrancó en solitario y con desgarro una actuación sobresaliente de la mano de toda la cuadrilla de artistas que fueron incorporándose como capas progresivas al concierto del teatro Sadler’s Wells, sede del Flamenco Festival de la capital británica.
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