Siempre esperamos que la primera novela de un autor sea algo floja, desigual, con personajes no del todo definidos, repeticiones que evidencien que se trata de un primer trabajo. Si no existiesen esos fallos y carencias parecería antinatural. Y sin embargo hay casos, existen. Y en esta primera novela de John Fowles ya se adivinaba el gran autor en el que se convertiría, en el que se convirtió cuando este libro salió a la luz.
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