España siempre ha sido una tierra fértil para el garaje. Desde los tiempos prehistóricos en que el Agapo de Malasaña se convirtió en el epicentro de una explosión lisérgica sin precedentes y aún ahora sus ecos siguen reverberando en las impresionables mentes de las nuevas generaciones sónicas de todo el territorio nacional. Pero centrémonos en el aquí y ahora. Londres 2014, debido a la innombrable, muchos agitadores ibéricos hicieron las maletas en busca de nuevos horizontes para desarrollarse artísticamente, se asientan en tierras bárbaras y a golpe de guitarras chatarreras y gritos desgarrados, no sólo se van haciendo un hueco en la escena londinense, sino que son los verdaderos instigadores de este sonido que cíclicamente se reinventa y seduce.
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