Cada año me llevo, como un trofeo, una imagen de ARCO que conservo como un tesoro. Este año esa imagen es la de un Secundino Hernández que hemos visto a lo lejos en el stand de la galería Forsblom y que nos ha succionado brutalmente con un gesto espacial de bisturí brutal y elegante, un sadomaso de terciopelo en toda regla. Hernández es un artista valiente que no tiene miedo a evolucionar y al que hay que continuar siguiendo de cerca, pero más ahora para no perderse este momento único de transformación en el que está su trabajo. De hecho, no es esta la obra que más nos ha fascinado de este artista en esta edición de la feria sino otra, a ver si descubren cual…
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Javier Chozas
Javier Chozas
Artista en activo, vive entre Madrid y Londres. Su pasión por el arte se desborda hacia los campos de la crítica artística y la docencia que practica de forma regular. Expone continuamente y publicó su primer ensayo, El tiempo digital.Narciso narcotizado, en 2014.
Conocí el trabajo de Pepo Salazar en la Bienal de Venecia de 2015, cuando me quedé hipnotizado frente a un contenedor de vidrio lleno de ganchitos de color naranja neón. Hace poco tuve el placer de conocerle en un taller organizado por Bea Espejo en Madrid 45 y de profundizar en su fascinante obra, que es compleja, incómoda y desborda sentido común. Esta entrevista se acerca a la persona detrás de una obra que les invito a descubrir, no les dejará indiferentes.
Saules Sun, en el pabellón de Letonia de la Bienal de Venecia hasta el 24 de noviembre.
Llega el frío y la Bienal de Venecia se prepara para despedirse. Han pasado casi seis meses desde que vi ‘Saules Sun’, la instalación de Daiga Grantina para el pabellón de Letonia, y aún reverbera en mi retina.
#IberoBritEs: Victor Santamarina, mapas de arena. ‘Túnel’, en García galería de Madrid.
por Javier Chozas
El título de la exposición de Victor Santamarina es toda una declaración de intenciones. En general asociamos la imagen de un túnel a algo oscuro y siniestro, inquietante. En los túneles se esconden las ratas, el olor a aceite, los restos de crímenes y aquellos que huyen en las películas. Por otro lado, no hay nada más intenso que la sensación de túnel que algunas drogas producen y pocas emociones hay tan intensas como practicar sexo en un túnel; la extrañeza del lugar y el desasosiego apremian, desarropan y multiplican el deseo, y toda esa urgencia se transforma en necesidad lúbrica. La versión civilizada de estas experiencias nos lleva a las discotecas y a los flashes que producen instantáneas de cuerpos en estados de éxtasis, de gotas de sudor resbalando por una piel caliente, imágenes que forman parte del imaginario colectivo que Gaspar Noé recoge en su paranoico mundo de neón de Enter the Void.
Phyllida Barlow, volver a jugar con barro. ‘Cul-de-sac’, exposición en la Royal Academy de Londres
por Javier Chozas