Animada charla con Saelia Aparicio a través del Facebook. Al igual que cuando tienes una cita a ciegas y como medida preventiva introduces el nombre de la persona con la que vas a quedar en google para asegurarte de que no aparezca un/a asesino/a en serie, tecleo el nombre de Saelia Aparicio; el resultado es una abrumadora avalancha de contenido.
Animada charla con Saelia Aparicio a través del Facebook.
Al igual que cuando tienes una cita a ciegas y como medida preventiva introduces el nombre de la persona con la que vas a quedar en google para asegurarte de que no aparezca un/a asesino/a en serie, tecleo el nombre de Saelia Aparicio; el resultado es una abrumadora avalancha de contenido.
Nacida en Ávila en 1982, licenciada en BBAA por la Universidad de Cuenca y según su CV, no ha parado de trabajar desde el 2005: exposiciones individuales, colectivas, premios, becas, publicaciones… Esto me pilla un poco por sorpresa y me hace incluso replantearme este artículo, (no quiero repetir sesudos análisis sobre el significado de la simbología de su universo), porque en realidad lo que me interesa es saber el por qué de su decisión de dejar España. Así que, ahí va la primera pregunta: ¿por qué Londres?
Sae: Pues primero, porque no sabía que los inviernos iban a ser tan horribles y segundo, porque siempre me había atraído la ciudad; por la diversidad de sus habitantes y por la vida cultural de la misma.
Brit Es: ¿Crees que este “lovely weather” y la diversidad que se disfruta en Londres te han influido como artista?
S: Sí, ese y otros aspectos de la ciudad como: el ritmo de vida, el sistema de clases británico, soñar en inglés, el estar obligada a tener una agenda, el tránsito de un lugar a otro… Nunca había vivido en una ciudad tan grande como esta y al principio el tener que dedicar casi siempre dos horas al día en ir de un sitio a otro, me parecía una aberración exasperante. Y aunque me haya acostumbrado, me lo sigue pareciendo. Pero de todo intento sacar provecho y utilizarlo como fuente de inspiración, así que estoy escribiendo un ensayo llamado Commuting. De todas maneras espero poder profundizar más en otros facetas en mi convivencia con Londres y crear más obra a partir de cómo percibo otras situaciones cotidianas.
B: Algo de eso se puede ver en tu última exposición en el Royal College, «Suggestions of improvement for TFL» la ciudad vista desde el punto de vista de alguien que se tiene que comer a diario los baches en bici. Pero tengo que reconocer que, lo que más me gusta de esa serie de ilustraciones en tinta, es cuando de situaciones cotidianas como un paso de cebra, aparecen ciudadanos de un mundo subterráneo. ¿Es esa tu visión del sistema de clases británico?
S: No, en esa serie lo que hice fue desde ciertas normas de conducta, de convencionalismos, desarrollar otros, igual de incómodos, más absurdos, pero más artísticos. En Londres, tienes que correr de un lado para otro, yo para ir a la escuela entre ir y volver hago unos 24 km al día en bici, acompañada de baches, conductores cívicos e incívicos, carreras espontáneas con otros ciclistas, semáforos, etc… y fue de ahí de dónde saqué la inspiración.
Para el sistema de clases británico estoy preparando dos proyectos nuevos. Me llama mucho la atención como aquí pintan y repintan las paredes sin quitar la capa de pintura anterior, de ahí he desarrollado la teoría de que, tras aplicar numerosas manos de pintura, los ingleses volverán a las cuevas ya que las estancias quedarán redondeadas. Y otro es de la porquería que se ve por la calle, clasificarlo según su composición, ponerlo en estratos y someterlos a presión y a temperatura como ocurre cuando se forman estratos de forma natural. Así crearé Londonite.
B: En «Lo básico e imprescindible» reflejas el síndrome de Diógenes en su estado terminal. Los habitantes de Londonite ¿serán todos extreme hoarders/acaparadores enfermizos?
S: Jajaja, pues no lo había pensado pero me estás dando buenas ideas. Aunque en realidad creo que todos tenemos un pequeño hoarder en nuestro corazón. Cuando omitimos el espacio entre los objetos desaparece el orden, y con ello las categorías, pasando a ser basura. En «Lo básico e imprescindible» era un juego de vocabulario, de conceptos, de cómo hacer de los desperdicios, de lo agobiante de un materialismo desbocado, algo sublime.
B: En una de las obras de «Entre las cosas que Billy Pilgrim no podía cambiar…» Vuelven a aparecer mundos subterráneos, perdón que me ponga pesado, pero es que me intrigan y fascinan, ¿podrías contarnos más de esas sociedades subterráneas?
S: En esos mundos subterráneos me imagino a los vecinos de día haciendo vida normal, de noche excavando madrigueras juntos, o utilizando las que ya tienen para una vida paralela y oscura, pero basada en compartir y desarrollar actividades en comunidad. La verdad es que me reí mucho haciendo ese dibujo por el contraste con mi vida aquí, donde es raro que un vecino salude.
B: Creo con eso tenemos suficiente, ¿no? A no ser que quieras hablar de algo más.
S: No sé, había pensado en hablar de Londres como una lasaña o como el relleno de un cojín de trocitos de espuma de colores, pero sí, mejor lo dejamos aquí.
Si deseas profundizar en la obra de Saelia Aparicio, visita su blog o teclea su nombre en tu buscador favorito.
Imagen de portada: Suggestions of improvement for TFL