Elena García de la Fuente acaba de llegar muy contenta de la feria The Other Art Fair en Nueva York. Nos cuenta que la experiencia ha sido impresionante y que la la feria estuvo muy bien organizada. Un viaje que le ha dado la oportunidad de conocer de primera mano el ambiente artístico en NY y que espera poder repetir pronto. Aprovechamos en uno de sus momentos expositivos más álgidos para conversar con ella sobre sus últimos trabajos.
Elena nos dice que cuando visita los museos o los centros de arte, la gente no lo sabe, pero ella los observa y a veces incluso, les hace fotos. Después, ya desde la tranquilidad de su estudio, analiza en detalle las fotos que ha hecho y trabaja sobre las imágenes más sugerentes para llevarlas al lienzo.
En este proceso hay un momento muy enérgico, nos confiesa, y es cuando puede ver la reacción de la gente frente a su cuadro, porque entiende que su obra ha provocado un interesante juego de interacción con el público. A veces en esta coyuntura humorística, incorpora en sus cuadros una mirada de vuelta; como en el lienzo en donde aparece un grupo de visitantes admirando a un Rembrandt y que a su vez mira a los visitantes desde el marco de su autorretrato. Este giro de miradas hace que el espectador se incluya en la obra y se sienta parte de la misma.
Y es así como se multiplican los casos en donde los visitantes de la obra de Elena piden a su vez ser fotografiados ante el cuadro que recoge una imagen de personas haciéndose una foto frente a la obra.
La espiral de observados y observadores se va reproduciendo de una manera muy provocativa, entrando en un juego reflexivo donde el que mira y “el mirado”, son parte de una sola dinámica que va tornando los roles desde una situación irónica y crítica, y donde la obra de arte es el motor de esta acción recíproca y elíptica. Y es que la interacción es inevitable cuando contiene un elemento esencial: la ironía. Ella intenta que su obra tenga siempre un componente de humor, y cuando no está implícito en la imagen de sus cuadros, lo introduce en los títulos.
Sus obras muestran además la realidad del cambio tecnológico de los dispositivos y los móviles en red, y así nos lo explica:
Me causa mucha curiosidad, cuando alrededor de un cuadro estrella se muestra todo un tumulto de turistas haciéndose fotos, y me doy cuenta que ni siquiera están mirando la obra, que para mí es tan importante, la gente ni siquiera se fijan en la pincelada y demás. Ellos, están viendo la obra a través de una pantalla, para fundamentalmente, compartirla por redes sociales.
Y es que esta realidad en la que se adentra la artista: «la mirada del espectador ante la obra»; tiene múltiples capas de análisis y de estudio. Así explora cómo observan otros públicos, como el infantil, a través en este caso de observar a su hija, queriendo conocer su interés y reacción ante la misma; el aburrimiento, las ganas de tocar la obra, etc.
Estábamos en la Tate Modern y había un Georg Baselitz y yo por no aburrir a mi hija le dije: mira qué curioso que este cuadro está al revés, y a ella se le ocurre agacharse y verlo desde el lado correcto, en ese momento, fui rápida con la cámara y capte ese momento, ahora ese gesto es un cuadro.
Luego quedan los increíbles recursos azarosos que sorprenden con su tensión formal como las series de pinturas donde Elena muestra las situaciones donde no se puede hacer fotografías dentro del museo, usando el recurso de lo «prohibido » como discurso estético y social. Ese ángulo de la foto robada y la perspectiva que genera retratando esa situación, trasmite cierto desequilibrio, de gran interés artístico y discursivo.
Os animamos a ver la obra de Elena Garcia de la Fuente en su web y escuchar nuestra breve charla con la artista explicando su obra en nuestro podcast Brit Es Magazine.
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