Este sábado IberoDocs nos ha llevado al tramo final de varias vidas. Mientras unos aprovechan para mirar hacia atrás y hacer balance, otros siguen caminando, literalmente; haciendo planes y luchando por cumplirlos.
Chico Pereira nos trajo dos historias muy diferentes pero contadas con la misma sensibilidad, con atención a detalles y a miradas, a palabras, pero también a silencios.
‘El invierno de Pablo’ (2012), retrata la última generación de mineros de Almadén a través de uno de sus trabajadores. Ya retirado, pasa la mayor parte del tiempo viendo la televisión e ignorando los consejos de su mujer que le pide que deje de fumar. Vive de la nostalgia de un pueblo que ha vivido tiempos mejores, de luchas ganadas a medias. Pablo vive rendido, resignado ante un modo de vida que ha pasado página, un nuevo capítulo en el que ya no se siente cómodo.
En ‘Donkeyote’ (2017), por el contrario, Manolo no ha renunciado a sus sueños. Pereira filma a su tío, de 73 años, en su empeño por viajar a Norteamérica con su burro Gorrión, para recorrer andando el “Sendero de las lágrimas”. A pesar de su artritis, de su edad, y de las dificultades para transportar un animal a los Estados Unidos, Manolo no se rinde fácilmente. El camino, una vez más, como metáfora de una vida, recordándonos que quizás no se trate de otra cosa que de seguir caminando.
‘El último tango’ (2015), de German Kral, nos habla de una historia de casi 50 años, la de María Nieves y Juan Carlos, dos famosos bailarines de tango. Pareja en la vida y en el baile, sus historias se acabaron separando; ya con más de 80 años la rememoran, reconstruyen una relación de pasiones y odios, espejo del tango que los había unido.
Nos deja IberoDocs una sensación agridulce, la imagen de un ocaso, bello y melancólico, que para ellos está muy lejos. Por suerte, todavía nos queda mucho IberoDocs. ¡Nos vemos en las salas!