Nace la editorial Malas Tierras, que abre su catálogo con la novela de Robert Stone, ‘Dog Soldiers’

Con el sugerente nombre de Malas Tierras, que emula el territorio mítico de las badlands del clásico del cine de los setenta de Terrence Malick, nace esta nueva editorial con un primer título revelador, Dog Soldiers, que cuenta el infierno de la guerra de Vietnam, pero que también puede leerse como una buena novela negra.

Se conocieron en el Máster de Edición de la Universidad Autónoma de Madrid. Guillermo Pérez estudió Filología Clásica en un momento en el que la gente le preguntaba que qué era eso exactamente. Nicolás Cañete Dellamea, Filosofía. Uno curraba de noche en correos y el otro de camarero en un hotel. Hubo un flechazo entre ellos y confiesan que han vivido vidas casi paralelas. Se iban a leer a parques, frustrados con las primeras carreras que empezaron y abandonaron, Periodismo y Económicas. Ambos compartían la pasión por lecturas parecidas. Un bagaje muy norteamericano. Guille señala que, aunque lo que quieren publicar en Malas Tierras, su proyecto editorial, está muy alejado de las lecturas que hicieron en la carrera, en algún momento le gustaría publicar a Catulo.

Darle nombre a la editorial les costó lo suyo, más que configurar un catálogo, que tuvieron claro desde el principio. Un «catálogo imaginario» cuyos títulos, a medida que pasaba el tiempo, otras editoriales iban publicando, lo que les indicó que no iban mal encaminados. Malas Tierras homenajea a la película de Terrence Malick, Badlands, que, comenta Nico, «nos interesaba en muchos sentidos. Creemos que es una película que refleja visualmente todo el ideario que tenemos de la Norteamérica que nos interesa y también por ese territorio casi mítico de las badlands donde los fugitivos huyen de la justicia. Nos gustaría entender nuestra labor editorial de la misma manera. Un espacio en el que ciertas obras tengan visibilidad. Obras de culto, obras exigentes, obras adelantadas a su tiempo en muchos sentidos. La película de Malick nos interesa porque creo que es casi un manifiesto de lo que él considera que puede ser o debe ser una obra de arte: algo crítico, algo reflexivo, aunque esa crítica y esa reflexión se limite al medio formal del que surge».

Dog Soldiers, de Robert Stone, con nueva traducción, el espectacular prólogo de Rodrigo Fresán revisado y ampliado, y una portada en blanco y negro de una fotografía de Bruno Barbey, cuyos trabajos han mostrado las guerras de distintas partes del mundo y del Mayo del 68 francés, es el primer título con el que arrancan, toda una declaración de principios. Vietnam, entre Saigón y California, con el hilo conductor de la heroína, nos muestra a personajes trastornados por el efecto de la guerra y un país dividido y destrozado que dio a conocer la peor parte de Norteamérica. Diálogos a ritmo de temas de Johny Cash o Bob Dylan. En palabras de Fresán, el libro es «una novela-accidente-automovilístico: no queremos ver lo que allí se nos muestra, pero tampoco podemos cerrar los ojos o apartar la mirada».

Converse, el personaje principal de la novela junto a Hicks (lector de Nietszche, cuyos textos planean en la novela y sirven de excusa para que, en muchas ocasiones, se comuniquen ambos personajes), escritor y periodista destinado a escribir sobre la guerra desde Saigón, defiende la importancia de adoptar una postura en lo que escribe de la que se deduzcan «reparos morales»:

Había reparos morales cuando a los niños los hacían saltar por los aires, del sueño a la muerte, en una calle asquerosa. Y cuando morían quemados por gelatina de petróleo. Había reparos morales cuando las salamandras caían víctimas de una carnicería sin sentido a manos de un loco. Había reparos morales cuando la gente se pasaba la vida picándose jaco.

Pensando en eso de que si conectas a siete personas, todos nos conocemos, Guille alude a las curiosas conexiones respecto a la publicación de Dog Soldiers: «Martin Sheen es el protagonista de Malas Tierras y también lo es de Apocalypse Now, y a su vez, Apocalypse Now es la referencia con la que abre el prólogo Rodrigo Fresán a Dog Soldiers…».

Pero por qué leer Dog Soldiers, qué tiene este libro para que el lector se sienta interesado. Ellos lo tienen claro: «Fue un libro capital para entender lo que pasa después de la generación beat y el hippismo. A cualquier lector que haya tenido algún momento de obsesión con la generación beat le va a interesar porque es en lo que acaba deviniendo ese movimiento alternativo, lo que hace Vietnam y la heroína a toda una generación que al final se pierde o que pierde el motivo por el cual vivir o luchar. Además, es un libro que se puede leer en clave de novela negra. Recuerda a esa buena novela negra de Raymond Chandler. Es un libro que tiene muchas lecturas. Puedes leerlo incluso tres veces de tres formas distintas y dependiendo del bagaje lector que tengas te vas a quedar con unas cosas u otras».

Sobre la variedad que quieren dar al catálogo para crear una identidad, Nico resume así sus pretensiones como editores: «Que una persona que solo lea literatura norteamericana se compre el libro de Dog Soldiers y le guste la edición y que luego, de repente, se dé cuenta de que en junio sacamos una obra de una autora argentina y llegue a un territorio y a una literatura que quizá no maneja, pero se fíe de nuestro poder prescriptivo. Creemos que esa es la labor editorial interesante». Su intención es publicar «clásicos modernos», al estilo de Penguin Modern Clasics, comentan, en donde pueden convivir obras de lo más dispares, de distintos géneros, que crean una identidad sin tener que recurrir a publicar siempre algo parecido al título anterior. Entre las editoriales españolas que más admiran se encuentran (citando solo algunas de las muchísimas de las que nos hablaron) Alpha Decay, Dirty Works, Underwood, Periférica, Literatura Random House, Sajalín, Jekyll&Jill, Caja Negra…

A veces les atrae un solo autor de alguno de estos sellos, a veces el catálogo al completo. Y de todo se aprende. Entre agentes, derechos, portadas, la duda de cuántos libros quieren y podrán publicar al año, pasan los días apasionadamente, luchando por sacar adelante un sueño que de momento se está cumpliendo. Buenos augurios sobrevuelan a Malas Tierras. Esperamos con expectación el segundo título.

Retrato de portada © Eduardo Pérez / Cortesía de Malas Tierras

 

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