Terca, apasionada, vulnerable e imaginativa. Así es como Montse Gallego se describe a si misma. La artista española, afincada en Londres desde hace doce años, celebró el pasado mes de diciembre el primer aniversario de su proyecto personal: «Hundred Years Gallery» un acogedor espacio abierto a la cultura y al arte situado en el corazón de Shoreditch. Y, aunque confiesa que nunca había pensado tener su propia galería, valora la experiencia muy positivamente.
Terca, apasionada, vulnerable e imaginativa. Así es como Montse Gallego se describe a si misma. La artista española, afincada en Londres desde hace doce años, celebró el pasado mes de diciembre el primer aniversario de su proyecto personal: «Hundred Years Gallery» un acogedor espacio abierto a la cultura y al arte situado en el corazón de Shoreditch. Y, aunque confiesa que nunca había pensado tener su propia galería, valora la experiencia muy positivamente.
Todavía sigo dibujando y escribiendo, pero sólo como forma de expresión personal. El rol de comisaria despierta un interés en mi. Disfruto de esta nueva faceta observando las obras de otros artistas.
Gallego descubrió su talento creativo desde muy joven. «Me aburría mucho en el instituto. No tenía ni idea de qué quería hacer en el futuro, pero el arte formaba parte de mi entorno familiar. Mi padre también pintaba y trató de inculcarme su pasión». Ella asegura que no fue la razón principal por la que se convirtió en artista, a pesar de que sus pinturas están claramente influenciadas por su padre, quien estaba involucrado con el arte religioso tradicional español. A principio de los noventa, comenzó a trabajar con interpretaciones de esas imágenes religiosas transformándolas en expresiones de su propia sexualidad. En sus casi 20 años de carrera artística, su trabajo siempre ha estado marcado por el poder del símbolo y la importancia de la palabra escrita. «Cuando estoy pintando también estoy escribiendo», dice Gallego. Por ello en sus obras palabras y símbolos interactúan, transcendiendo su realidad y la nuestras.
Aún así, a la artista no le gusta describir su propio estilo. «No me gusta definirlo, porque he cambiado mucho durante todo este tiempo. A veces es ilustrativo, a ratos es abstracto o poético y a veces puede ser expresionista.» En estos momentos, Gallego ha dejado aparcada su faceta artística para centrarse en la galería. «Todavía sigo dibujando y escribiendo, pero sólo como forma de expresión personal. El rol de comisaria despierta un interés en mi. Disfruto de esta nueva faceta observando las obras de otros artistas.» Gallego se siente inspirada por muchos artistas, no sólo pintores. «Me inspiro en músicos, cineastas, bailarines, escritores… Me encantan Louise Bourgeois, Zarkoski y Buñuel”.
Se mudó a Londres tratando de escapar de la escena artística española. «Sinceramente, estaba muy aburrida allí.» Pero el mercado en Londres es realmente competitivo: «El mundo del arte en Londres está sobresaturado. El arte actual es muy comercial y moderno.» Según la artista española, «el mundo del arte necesita una reflexión». «El arte tiene más poder cuando es una forma de expresión y revolución, tanto en lo social como en lo personal. Algunas personas crean por crear, por el sentido estético, pero yo creo que es más importante el valor social o revolucionario. No debemos consumir por el simple hecho de consumir.»