Las líneas rectas no existen en la naturaleza. Así comienza ‘The Distance Between Us’, uno de los vídeos de Marco Godoy expuestos en la galería londinense Copperfield. Hemos hablado con el artista madrileño durante esta edición de ARCO.
Ninguno de los límites naturales están hechos con líneas rectas, ni los ríos, ni la piel que nos separa del resto del mundo. Los trazos con los que medimos las distancias no son más que invenciones humanas.
Marco Godoy se cuestiona la ficción de estas distancias que tampoco existen. Cuanto mide la diferencia entre el salario más alto y el más bajo, entre lo que yo creo y lo que tú crees. Cuanto miden las fronteras. Y esta línea imaginaria entre países se vuelve real; de 3 metros a 3 kilómetros, impuestos a una geografía que no las quiere.
Debemos preguntarnos como se construyen los bordes, los físicos (y las arquitecturas de esos bordes), y por otro lado bordes más intangibles: sociales, económicos, religiosos.», nos dice.
El límite dibujado sobre el mapa se llena de alambres. Y Marco Godoy los convierte en esculturas (‘Ornaments’), en árboles de espina rectas que solo pudimos inventar nosotros.
Y esta ficción, demasiado real, es la herramienta más efectiva al servicio de poder. Al igual que el panóptico de Foucault basa su fuerza en el miedo a la posibilidad de ser vigilados, esta invención hecha de escenografías y símbolos multiplica nuestra obediencia, nos transmite una sensación de orden y nos aletarga.
En ‘The Fiction of Power’ el artista madrileño nos recuerda con esculturas e imágenes la historia de la Piedra del Destino. La piedra fue utilizada tradicionalmente durante la coronación de los monarcas escoceses, hasta que fue tomada por el rey Eduardo I de Inglaterra en 1296. Un objeto convertido en leyenda, en símbolo de dominio y sumisión. Vencedores y vencidos representados mediante una simple roca.
¿Cómo destruir esta ficción? Con claves visuales que ayudan a derribar esta escenografía. En ‘Devaluing an image’ Godoy frota monedas con un papel de lija. La imagen del poder se desvanece y el significado se convierte en su contrario. Godoy, con la misma estrategia que su enemigo, desvirtúa el objetivo inicial.
Después de 5 años en Londres el artista madrileño ha vuelto a su ciudad.
«Hace falta espacio y tiempo, y en Londres eso es muy difícil. La producción no debe estar limitada a los medios, sino que se deben adaptar los medios para poder producir lo que quieres. Es necesario un equilibrio entre donde se produce conocimiento y las ciudades en las que se puede producir obra».
Quizás este regreso también tenga algo que ver con las estrategias del poder, con esos límites ficticios de las que nos habla su obra. El Brexit, esa frontera recién inventada, junto al encarecimiento de la ciudad, al racismo disfrazado de fingida cortesía, está ensanchando esas distancias: fronteras sutiles que siguen creando jerarquías. Esperamos que Godoy las siga convirtiendo en imágenes para que se vuelvan visibles. Es la única manera de destruirlas.
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Imagen de portada: ‘Ornaments’ © Marco Godoy / Imagen cedida por Copperfield
Web del artista: www.marcogodoy.com