Brit Es Magazine estuvo en el London Spanish Film Festival, asistiendo al estreno en Londres de Los mundos sutiles de Eduardo Chapero-Jackson. Se trataba de la última proyección del día en el elegante Ciné Lumière, uno de los muchos edificios que componen la representación francesa en el Royaume-Uni (trois points), una manzana frente al Science Museum en South Kensington, ¡qué poderío diplomático!
La proyección estaba concurrida, a juzgar por las conversaciones de mis vecinos de butaca, por más Es que Brit. Buen ambiente festivalero y presencia del director, la productora Ana Amigo y la coreógrafa Irene Vázquez en representación de la película. Y empieza la función con una voz en off que repite “yo amo los mundos sutiles/ ingrávidos y gentiles/ como pompas de jabón”. Para el espectador que se haya deleitado recientemente con “Pina” de Wim Wenders, la cosa promete.
Hasta que, de pronto, irrumpe Sira. Resulta que Sira (interpretada por Amaia Pardo) es una estudiante de danza y tiene que preparar un cásting para la función de fin de curso sobre Antonio Machado. La voz en off que repetía “yo amo los mundos sutiles/ ingrávidos y gentiles/ como pompas de jabón” empieza a aportar datos biográficos sobre el poeta, ora sobre imágenes de archivo, ora sobre Sira (que es un poco intensa) documentándose para crear su pieza: en la biblioteca, escribiendo en su cuaderno (gracias a Dios no Moleskine), meditando en su habitación, etc. No todo va a ser danza. abstracción y disfrute estético, si no que, como espectadores, también asistiremos al mudo periplo vital de la protagonista, que, oh sorpresa, descubre que Sira y Antonio (Machado) tienen más cosas en común de lo que a simple vista pudiera parecer…
No todo va a ser danza. abstracción y disfrute estético, si no que, como espectadores, también asistiremos al mudo periplo vital de la protagonista, que, oh sorpresa, descubre que Sira y Antonio (Machado) tienen más cosas en común de lo que a simple vista pudiera parecer…
Gran parte de la historia se cuenta a través de impactantes coreografías que Chapero-Jackson traslada a la España de hoy. Superada la aversión innata a la voz en off y el desconcierto inicial de ver que “Los mundos sutiles” no es “Pina”, la película resulta altamente recomendable. Porque Chapero-Jackson tiene mucho arte para contar historias. Porque es diferente, porque visualmente resulta impecable y porque incita a la reflexión. Y porque la combinación de los poemas de Machado sobre la música de Pascual Gaigne resulta estremecedora. Estremecedora para bien, como Carmina Burana, no estremecedora como Sálvame Deluxe.
Pasamos por Soria, Leonor, París, Guiomar, la guerra civil, el exilio. Y la película termina al mismo tiempo que termina el periplo vital de Sira cuando se presenta a su cásting. Ella es el vínculo con el poeta de la España de hoy; un país empobrecido, deprimido y desconcertado como aquél que perdió las colonias en el 98.
El director apuntó durante el coloquio posterior a la proyección la vigencia del mensaje de Machado. Y la habilidad con que el poeta diseccionó los males endémicos de una cierta idiosincrasia española con la que estamos condenados a pelear per secula seculorum. Buen ejemplo, el Sálvame Deluxe.
En mi opinión, algunas de las imágenes plantean reflexiones políticas. Hay una genial, y perdón por el spoiler, en la que dos hombres que portan uno la bandera republicana y el otro la bandera monárquica se pelean en pleno campo (de Castilla) lo cual, en mi mente, aludió directamente a un cuadro que me encanta “Duelo a garrotazos” de Goya.
En mi opinión, algunas de las imágenes plantean reflexiones políticas. Hay una genial, y perdón por el spoiler, en la que dos hombres que portan uno la bandera republicana y el otro la bandera monárquica se pelean en pleno campo (de Castilla) lo cual, en mi mente, aludió directamente a un cuadro que me encanta “Duelo a garrotazos” de Goya. O la voz en off recitando «España cae en cuatro patas. ¿Se levantará? Probablemente encontrará cómoda la postura y permanecerá en ella largo tiempo». Se refería a la dictadura de Primo de Rivera, pero ¿a que suena familiar?. O los actuales “Campos de Castilla”, urbanizaciones de periferia, tierras áridas u obras sin terminar, los restos fantasmagóricos del país del crédito fácil y el boom inmobiliario. Pero todo esto fueron películas (qué bien traído) que me monté yo solita, porque, durante el coloquio, Chapero-Jackson hizo hincapié en su intención de despolitizar la figura del poeta, afirmando que su vida y obra estaban “muy por encima de la política”.
Una gran oportunidad para redescubrir al genial poeta, para disfrutar de una película ingrávida y gentil como su título, para redimirnos por no haber prestado atención suficiente durante la lección de literatura española sobre la Generación del 98 y para darnos cuenta de que no hemos evolucionado tanto como nos creíamos.