Leonor Watling, actriz y cantante española de madre inglesa y padre español, es sin duda una de nuestras actrices más polifacéticas e inquietas creativamente hablando. Salta de una disciplina a otra de forma natural e innata, como lo hace con sus dos lenguas maternas. Lo mismo nos canta con Marlango que nos regala personajes como Elvira en “A mi madre le gustan las mujeres” o aquella vecina a la que S. Polley elige para sustituirla cuando ella se muera en la conmovedora “Mi vida sin mi” de Isabel Coixet.
Leonor Watling, actriz y cantante española de madre inglesa y padre español, es sin duda una de nuestras actrices más polifacéticas e inquietas creativamente hablando. Salta de una disciplina a otra de forma natural e innata, como lo hace con sus dos lenguas maternas. Lo mismo nos canta con Marlango que nos regala personajes como Elvira en “A mi madre le gustan las mujeres” o aquella vecina a la que S. Polley elige para sustituirla cuando ella se muera en la conmovedora “Mi vida sin mi” de Isabel Coixet.
Gracias al London Spanish Film Festival, hemos tenido 15 minutos para charlar con ella, tomarnos un café en la cafetería y fumarnos un “piti”. Todo un lujo.
La conversación es cómoda, fluida y con muchas risas. Ha venido a presentar su película “A Food guide to Love”, una comedia en la que da vida a Bibiana, una comisaria de arte española que enamora a Oliver (Richard Coyle), un conocido periodista gastronómico de Dublín, en plena crisis sentimental.
Nos cautiva su mirada inteligente, su forma pausada de hablar y una sensualidad natural que no pasa inadvertida a pesar de estar acostumbrada a posar e intentar que la cámara capte su mejor perfil. Guapa, culta e interesante conversadora nos contesta a todas nuestras preguntas.
Has venido a presentar al LSFF “A food guide to love” dirigida por Dominic Harari y Teresa Pelegrí, quienes desde un principio pensaron en ti a la hora de escribir el guión. ¿Esto te ha dado más responsabilidad, si cabe, a la hora de crear el personaje? No. A veces tienes la suerte de que alguien piense en ti cuando está escribiendo y no haces tú la película, o también que piensan en otra actriz y finalmente la haces tú. Yo creo que por salud mental yo no separo mucho. Creo que algunas veces los guionistas usan un actor para pensar en un personaje… pero una vez que te has metido en una película ya sólo piensas en el rodaje… Es muy bonito y halagador en el momento, pero luego ya hay que olvidarse.¿Cómo fue el rodaje al ser dirigidos por un matrimonio? ¿hubo discrepancias entre ellos? Nada, eran un bloque, no hubo nada y mira que los intentamos dinamitar [risas]. Yo creo que el actor siempre es un poco niño con el director, intenta ver los límites que éste le pone… y así ver hasta donde te deja llegar a hacer lo que tú quieres. Yo creo que eso es algo natural e inconsciente en el actor, lo puedes hacer de manera más sutil o más abiertamente… te estás poniendo en sus manos. Cada vez que Richard y yo intentábamos cambiar algo íbamos primero a uno y luego a otro, pero lo tenían tan claro que parecía que tenían el mismo disco duro los dos.
Yo me he criado en España y al venir aquí [a estudiar al Actor’s Centre] encontré cosas que me ayudaron a entender de dónde vengo yo, cómo me relaciono con la gente y como cocina mi madre.
Así que apenas hubo aportación en el guión por vuestra parte (los actores). No, tenían muy clara la película que querían hacer. Siempe hay alguna cosa que aportan los actores, pero en este caso tenían la película y los personajes muy claros.
El tándem que hacéis Richard Coyle y tú funciona de maravilla en pantalla. ¿Os conocíais? ¿Cómo ha sido trabajar con él? Nos conocimos aquí un par de meses antes de empezar a rodar, estuvimos un día de ensayos con Teresa y Dominic y después ya nos vimos en Dublin. Me encantó trabajar con él, es súper buen actor, muy generoso. Es curioso porque siendo muy buen actor de comedia, y con un físico muy marcado para ello, también tiene un fondo muy dramático, es muy buen actor de teatro. Es una mezcla muy bonita porque puede cambiar en cero coma tres mili segundos del humor físico más intenso a de repente posarse y cambiar de registro, y eso como actor es genial. Un actor que está en alerta siempre.
A food guide to love es una coproducción entre Irlanda, España y Francia, con actores británicos, irlandeses y españoles… ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con un equipo tan multi-cultural? ¿qué aporta positivamente al proyecto? ¿Y en qué lo hace más complicado? Me cuesta mucho ver lo de las nacionalidades. Creo que la diferencia está en la diferencia personal de cada profesional y en qué tipo de filmografía trabaja. Si trabajas en EEUU, con un budget de diez mil millones por película, estás acostumbrado a hacer un tipo de trabajo distinto a si trabajas en películas europeas con un budget más bajo. Que seas irlandés, catalán, español o inglés me cuesta porque cada vez se hace más hincapié en eso cuando creo que debería de ser al revés…
Entonces, ¿cine europeo o americano? Me gusta hacer cine, me gusta contar historias. En las grandes producciones con mucho dinero quizás te pierdes esa sensanción de hacer artesanía que tienen las películas de bajo presupuesto. Es otro approach, una manera más industrial o más artesanal, pero al final estás haciendo lo mismo, que es cine.
Te formaste como actriz en Londres en el Actor’s Centre (según Wikipedia). Wikipedia a veces dice cosas que no me…. , pero sí, estuve en el Actor’s Centre. Estuve en Cristina Rota, en Coraza y después en el Actor’s Centre.
Háblanos de cuál fue tu experiencia en aquella época. Estudié mucho más con Coraza y con Cristina Rota que en Inglaterra en el Actor’s Centre, donde hice seminarios. En Inglaterra cuando vine a apuntarme yo ya estaba trabajando, y claro… son tres años de carrera y tienes que meterte en una escuela 12 horas al día… y no puedes trabajar. Así que opté por el Actor’s Centre y lo que me pasó es que de repente ¡me encontré con más gente como yo!. Yo me he criado en España y al venir aquí encontré cosas que me ayudaron a entender de dónde vengo yo, cómo me relaciono con la gente y como cocina mi madre.
Actriz, cantante, letrista e incluso te pusiste detrás de la cámara co-dirigiendo con Rómulo Aguillaume “Lo que sueñas vuela”. ¿En que “rol” te encuentras más cómoda? En el de mi casa, con mi familia [risas]. No sé que decirte… Me gusta mucho interpretar, es una cosa que me fascina, me duele, me atrae, me molesta y todo a la vez. Escribir es una necesidad, un vicio, un desfogue, una suerte poder tener algún sitio dónde poder sentarte y soltar. Y cantar es un placer… Luego dentro de eso todo tiene su parte dura, como salir de gira y meterte ocho horas en una furgoneta o estarte 2 semanas fuera de casa. Todas las profesiones, incluso las vocacionales, tienen esa parte mala a veces, pero no las puedes separar, ¿no?.
Me gusta mucho interpretar, es una cosa que me fascina, me duele, me atrae, me molesta y todo a la vez.
¿Con qué director o directores te gustaría trabajar o volver a trabajar? La verdad es que con los o las que quisieran trabajar conmigo. No hay nada más bonito que trabajar con un director que desea trabajar contigo.
¿Para cuando un concierto de Marlango en Reino Unido?. Pues no lo sé. En realidad es donde nos traen, uno no decide dónde toca, depende del promotor, de un señor que diga vamos aquí o allí. Es curioso, hemos girado en Alemania, en Argentina, Chile, Italia, pero Londres e Inglaterra aún no, es curioso…
Volviendo a la película, una de las escenas más divertidas de la película es cuando os embadurnais en la cocina… Sí, eso le encanta a la gente!, debe ser un tabú que tenemos todos [risas].
¿Cómo fue tu experiencia rodando esa escena? ¿Fue tan divertida como la vemos o acabasteis hartos de tanta harina? La hicimos sólo una vez, por varias razones, una porque teníamos el presupuesto que teníamos y hacer el reset de una escena así son 3 horas, es ducharte, peluquería, cámbiate otra vez, limpia la cocina… y por encima de todo eso había, por parte de todo el equipo, como una ansiedad de terminar ese día [risas] y de hacerlo bien en una toma. Había dos cámaras y Richard estaba como ‘we have to do this in one shot Leonor!’, [risas] ‘concentrate on it!’.
Nos lo ensayamos mucho, lo teníamos bastante claro… el subconsciente sabe que tienes que estar pendiente de las cámaras pero una vez que te empiezan a tirar kétchup por la cabeza pierdes un poco el sentido de la dignidad y te sueltas. Es muy divertido, porque está en contra de todo lo que te han enseñado en la vida y oyes como una vocecita que te dice “no tires la comida” muy gracioso, ¡yo lo hubiera hecho más veces! [risas]. ¿Lo harías en la vida real? No, porque yo soy muy vaga para limpiar y estaría pensando ‘luego tengo que recoger todo esto’.
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Entrevista coordinada por Carolina Núñez.
Entrevistador: Ángel Villalba
Fotos © Noela Roibás