´Las llaves de la memoria´, de Jesús Armesto. IberoDocs recupera una parte de nuestra historia que nunca había sido contada

Sofía, la protagonista de Las llaves de la memoria, es una estudiante universitaria que prepara su tesis doctoral sobre la historia del pueblo andaluz, su pueblo. Ella será el único personaje de ficcion de este filme documental que ha formado parte de la programación que Mar Felices, directora de IberoDocs, nos ha traido a Glasgow y Edimburgo durante, esta, la sexta edición del Festival de cine documental español, portugués e iberoamericano, cuyo foco este año estaba puesto en Andalucía y Brasil.

A través de las indagaciones y conversaciones que la protagonista mantiene con el resto de los participantes de la película, el espectador va descubriendo la historia de un enorme y monumental trampantojo, un decorado de ficción que nos han hecho creer durante más de 500 años, la historia de la Península Ibérica.

Sofía en griego significa sabiduría y es ella la que escarba en los anales del tiempo para ofrecernos la llave del conocimiento que durante muchos siglos se ha mantenido en la penumbra. Un laberinto mnemotécnico que comienza desde el reconocimiento de un pueblo, el andaluz, y el de una historia, la de Al-Andalus, el periodo más largo vivido en la Pensisula Ibérica. Período que, curiosamente (o no), apenas se estudia en los colegios y universidades españolas.

Junto a la película vino también su director, Jesús Armesto, al que tuvimos la suerte de escuchar durante el Q&A que tuvo lugar tras la proyeccion del filme. “Yo vivo en Barcelona desde hace muchos años, pero soy andaluz” recalcaba en su presentación. Explicaba, además, cómo este documental es uno de los vértices de un triángulo conformado en un primer lugar por “el yo”, el autoconocimiento, la búsqueda de la identidad propia (Las llaves de la memoria). El segundo vértice sería “el otro”, en el que indaga a través del documental Los burgueses de Calais, la última frontera, también proyectado durante el festival, y en tercer lugar estaría “el medio”, sobre el que está centrando actualmente su último trabajo aun por estrenar.

Además nos confesaba que esta película no ha sentado demasiado bien en círculos nacionalistas españoles ni andaluces… pues para gran parte del público el mensaje planteado puede resultar cuanto menos inquietante, pues ¿qué pasaría si nos dijeran que nunca hubo una “Reconquista”, ni una invasión árabe de la Península. Sino que en realidad lo que hubo fue la caida de un imperio, el visigodo, y una progresiva arabización, una evolución hacia Occidente de un cierto régimen político, social y cultural venido desde Oriente? ¿y si las famosas luchas entre moros y cristianos no fueron otra cosa sino una invasión del norte hacia el sur? ¿Qué pasaría si se hubiera escrito la historia de los reinos de León y de Asturias, si se hubiera escrito la historia de Castilla como heredera de León y de Asturias, pero que todo lo que nos han contado sobre Andalucia no es sino una gigantesca farsa, una historia colonial al servicio de un proyecto nacional católico que nunca tuvo sentido en el sur de la Península? ¿Qué pasaría si al pueblo andaluz le hubieran lobotomizado, amputado e implantado la memoria colectiva?

El documental cuenta con la participación de un número abrumador de académicos: catedráticos universitarios, antropólogos, investigadores, historiadores de diferentes universidades, ministros e incluso de Federico Mayor Zaragoza, Director General de la Unesco desde 1987 a 1999.

Es tal la fuerza de los argumentos que poco queda para lo ornamental. Como el mismo Armesto afirmaba durante la sesión del Q&A, “ha habido un sacrificio de lo cinematográfico en pos del mensaje”. La forma se somete al contenido, y tiene este tal magnitud que podría (y quizás debería) ser transcrito, llevado a los libros de texto y difundido en las escuelas.

Son estos catedráticos, estos investigadores, los que afirman con contundencia que “en 1492, con la construcción del estado unitario español, solo una lengua, un poder politico, una religión y un dios tendrían cabida. Todo aquello que no respondiera a la trilogía: lengua romance, cristiano viejo y castellano sobraba, y por lo tanto judíos y musulmanes desde aquel momento serían extranjeros”. ¿Pero se fueron? Parece ser que no, que somos nosotros. Este hermoso y paradójico híbrido de culturas al que llamamos España. Puente entre el Islam y el Cristianismo, entre el norte y el sur, entre Europa y África, entre Europa y América latina.

Quizás hemos aprendido el arte del disimulo, quizás somos un país, un pueblo o muchos pueblos, con grandes resistencias a la verdad, a ver nuestra propia belleza y nuestros propios pecados. Con dificultad para reconocernos en el espejo y a aceptarnos como somos. Porque ¿cuál es nuestra identidad, a qué modelo respondemos? El documental apunta hacia un franquismo heredero de la visión del S.XIX de una Europa única basada en el catolicismo. La mentalidad pangermánica que se produce en el S.XIX y principios del XX, mentalidad que por otro lado todos sabemos hacia dónde nos llevó en 1914 y 1939, cuando el mundo entero entra en conflicto y Europa se desangra. Estos principios, impuestos desde ciertos focos del norte de Europa, rechazaban lo “ajeno”, lo mediterráneo, lo árabe. Todo esto tenía que ser expulsado. Todo lo que tuviera que ver con Oriente, con el sur, aquello que fuera diferente a la cultura latina nacionalcatólica tenía que ser amputado de la historia de España.

Si Santa Teresa de Jesús, cuyo brazo icorrupto mantenía Franco en su despacho, era judía por los cuatro costados, como lo fue Góngora y si un personaje tan importante para la historia andaluza y española como lo fue Giner de los Ríos era bisnieto de una condenada morisca, ¿por qué no se nos habla de esto? Como del cordobés Averroes, uno de los filósofos más importantes de la historia, que aparece representado en el cuadro de Rafael La escuela de Atenas y en la Divina Comedia de Dante… ¿Cómo es posible que no se estudie en profundidad en todas las escuelas, institutos y universidades españolas? ¿A qué responde este propósito? ¿Cuáles son las consecuencias de este etnocidio? ¿Qué les sucede a los andaluces y al resto de los españoles con este rechazo o desconocimiento de lo propio? ¿Dónde nos posiciona? ¿Qué ocurre cuándo no se acepta o se desconoce la identidad de una persona, de un grupo?

¿Da fuerza o la quita el cortar las raices a un árbol?

En Europa durante la Edad Media hubo tres estamentos, la nobleza, el clero y el pueblo llano. ¿Cierto? Cierto sí en Asturias, en París, en Berlín… pero no en Córdoba. En Al-Ándalus convivían nobles, emires, califas, nobles, imanes, clero, pueblo llano, políticos, intelectuales, medicos, científicos…

Un pasado, una diversidad y una riqueza cultural tal, que si lo tuvieran Alemania o Gran Bretaña no perderían la ocasión de sacarlo a relucir como ejemplo de sociedad compleja multicultural.

El mundo se globaliza, se amalgama, y lo incongruente es que a su vez proliferan las fronteras físicas y las leyes excluyentes. Al-Andalus desde aquí, recuperando ese pasado oculto, pero que se percibe en la forma de hablar, de amar y de sentir, podría servirnos a todos como modelo de convivencia en la Europa que vivimos.

La construccion de los sistemas de prejucios son consecuencia directa de la desmemorización. Las “creencias” son muy difíciles de romper, pero sí se puede contestar a este discurso y cambiarlo. Se hace a través de la educación, de la razón y de filmes como Las llaves de la memoria.

Decía Borges que España era la del Islam, la Cábala y la Noche Oscura del Alma, y que solo a través del tamiz de estas tres culturas se podía entender…

En cualquier caso, si a alguien aún le quedan dudas sobre su identidad, siempre nos quedarán las pruebas de ADN que últimamente parecen estar tan de moda, y quién sabe, puede que más de uno se lleve sorpresa, o quizás no.

Fotos © IberoDocs

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