Queridos expats del Reino Que No Se Desunió: En este impaís llamado Reino de España acabamos de hacer el cambio de hora otoñal, beneficioso, que durante unos meses nos acerca a la realidad de la longitud geográfica en que vivimos. Ello me induce a escribiros lo que sigue.
Queridos expats del Reino Que No Se Desunió:
En este impaís llamado Reino de España acabamos de hacer el cambio de hora otoñal, beneficioso, que durante unos meses nos acerca a la realidad de la longitud geográfica en que vivimos. Ello me induce a escribiros lo que sigue.
Escribo desde Coruña (Corunna para los ávidos corsarios ingleses), burgo marítimo en donde por San Juan se hace de noche a las once y pico; casi como en Vigo, ciudad en la que Jorge Amado –como contaba el con brasileño asombro – vio por primera vez en su vida “as dez da tarde”. Este horario nuestro es un absurdo, y bien lo sabemos quienes tuvimos que criar chavales a los que no hay padres persuasivos que en junio y julio consigan sacar de la playa antes de las 9… de la tarde.
Cataluña es la única zona del Estado Español (actual, que ya veremos) situada al este del huso horario que le es correspondiente a las Islas Británicas y a casi toda la Península Ibérica.
Si os fijáis en el mapa, Galicia está al oeste de Inglaterra y encima de Portugal, que funciona con una hora menos que España. Los portugueses no lo hacen por anglofilia, por su vieja alianza con Inglaterra en contra de Castilla, sino porque el “doutor” Salazar era tan fascista como el “generalísimo” Franco pero no tan germanófilo. Fueron el Cerillita (así conocido en su Ferrol natal) et caterva del Movimiento Nacional-Sindicalista los que impusieron “la hora de Berlín para estar en sintonía con el III Reich” (sic) en contraste con la de Londres, que era la española de siempre.
Cosas de fachas, antinatura, pues el meridiano de Greenwich pasa por Castellón. De manera que Cataluña es la única zona del Estado Español (actual, que ya veremos) situada al este del huso horario que le es correspondiente a las Islas Británicas y a casi toda la Península Ibérica (por cierto, que los diferencialistas catalanes no han esgrimido últimamente este argumento…)
y se acabaría el coñazo de tener que andar mirando el reloj entes de hablar por teléfono entre ahí y aquí, mar por medio, con miedo de despertar a alguien o de no encontrarlo todavía en la oficina.
O sea: no es que los gallegos anden cabreados porque se levantan como las gallinas (Galicia está entre 30 y 40 minutos de hora real retrasada con respecto a Castellón) y tienen que cambiar de hora cada vez que pasan la antigua frontera del Miño; es que el meridiano de Madrid pasa por medio de Inglaterra, al oeste de Londres.
Ahora imaginad que alguna vez políticos y burócratas de Madrid entrasen en razón e hicieran caso a los españoles que defendemos el derecho de tener una hora menos que los alemanes, como los griegos tienen (y ejercen) el de tener una hora más. Por lo menos volveríamos al lugar que nos corresponde en el Globo (y en la Historia) sin que nos vendamos al oro de la City… y se acabaría el coñazo de tener que andar mirando el reloj entes de hablar por teléfono entre ahí y aquí, mar por medio, con miedo de despertar a alguien o de no encontrarlo todavía en la oficina.