Michel Foucault llamó heterotopías a los lugares reales con significados simbólicos: un barco, un cementerio, la habitación de un hotel. Cada uno de ellos representa mucho más allá de lo obvio: quizás el océano, el duelo por un ser querido, la culpa después de una infidelidad.
En La ciudad oculta (2018) Víctor Moreno convirtió el subsuelo de Madrid en una heterotopía; amplió las posibilidades de su significado: quizás una premonición sobre nuestro futuro, un microuniverso, el centro de la tierra.
Víctor descendió a este Madrid en negativo y lo filmó buscando otros mundos. La luz sobre las motas de polvo, el agua recorriendo los desagües, los destellos de las farolas colándose por las alcantarillas. Pero en esta hetereotopía no vemos ya el subsuelo, sino constelaciones, agujeros negros, polvo cósmico.
Nos sentimos astronautas dentro de una escafandra, guiados por imágenes y por la música, también fractal, surgida en las entrañas de la tierra o en los límites del universo. No hay argumento, pero sí un ritmo, una sinfonía líquida que nos traslada a través de las galerías, una respiración acompasada, quizás la nuestra, porque también nosotros hemos descendido a la ciudad oculta.
La ciudad oculta, de Víctor Moreno, se ha visto en el Edinburgh International Film Festival, y será proyectada en el Barbican de Londres, este martes 2 de julio, a las 18:45 h.