Hemos estado charlando con el director gallego Ángel Santos que vino a Londres a presentar su largometraje ‘Las Altas presiones’ en el London Spanish Film Festival. Aquí tenéis el encuentro con un director que ha dado un gran salto con su segunda película y que recién llegado al mundo del largo ya mueve ficha por los festivales. Sin duda su siguiente película prometerá.
Cuéntanos, ¿cuándo empezaste a desarrollar la peli?
Las primera notas las empecé a tomar en 2007, yo trabajo muy despacito, a mi aire, escribiendo poco a poco y rehaciendo, o dejo las cosas en el aire y vuelvo a ellas cuando creo conveniente… como que se van montando un poco solas, en la cabeza. Aunque sí es verdad que hasta 2011 no empecé con el proyecto ya en serio, a escribir el guión, presentarlo a subvenciones y los distintos procesos para ya trabajar en él de forma más regular.
Tu película anterior (‘Dos fragmentos/Eva’) tenía una estructura narrativa distinta. ¿Partía de dos cortos?
No, yo quería hacer una película sencilla sobre una chica que estaba con un chico, lo dejaba y luego se encontraba con otro y todo transcurriendo en una noche. Pero la propuesta me llevo a hacer la peli dividiéndola a la mitad con una primera parte como muy escrita, muy pensada, e incluso a nivel formal más construida, y la segunda parte dejándola más al azar, un azar siempre relativo, como más creativo, escribiendo los guiones el día antes, no diciéndole a los actores qué iba a pasar… yo lo sabía pero ellos no, entonces por eso lo de los dos fragmentos…
Al final el tiempo es lo básico y si puedes rodar un mes en lugar de 18 días es alucinante, pero en realidad no puedes porque eso es muchísimo dinero y es ahí quizás dónde está la mayor renuncia.
¿Y cómo fue la experiencia? Bueno ahí está… [risas]. Entonces, ¿qué parte te resultaba más aprensiva, la del azar o la preparada?
Quizás con la del azar te encuentras con cosas que te estimulan más, aunque también está más limitada en muchos sentidos, pero siempre hay sorpresas y quizás para la parte preparada todavía era un poco inexperto y hubiese necesitado prepararlo más para que fluyese, digamos que era un poco rígida en ese sentido. Aunque siempre es verdad que de un proyecto sale el siguiente y todas las cosas van influenciando unas a otras, esa es la manera de enfrentarse a una peli.
Y en ‘Las Altas Presiones’, ¿cuál es el concepto de la película? La elección de un director como personaje principal ¿fue porque tú eres director o porque necesitabas un personaje que fuese como una puerta de entrada a las vivencias que tú querías que le pasaran a la hora de encontrarse con su pasado?
En realidad hay varias cosas. Por un lado es una excusa ya que mi primera intuición al empezar a escribir en 2007 fue la de contar la historia de una pareja que nace y se apaga, y eso es lo que está ahora en la parte portuguesa de la película, en el medio de la trama, más bien escondido. Es como un juego de cajas, unas dentro de otras, en lo que respeta a ese momento… Pero luego apareció la idea de este personaje, que más que dirigir lo que está es localizando espacios, que me permitió ir de un lugar a otro con total libertad, porque había una excusa para moverme y llegar a dónde me apetecía y así unir las cosas. Aunque también es cierto que esto surge tras la experiencia de poner el ojo en una serie de problemas que me interesan a mi y a algunos amigos que conozco y tras tomar la decisión de ¿por qué no? ¿por qué no voy a hablar del cine?. En ello hay algo como complaciente… los problemas del artista, me gustaba jugar con eso y hablar de cosas que están presentes en el día da día de los que hacemos cine o que hemos estudiado algo relacionado con las actividades artísticas. Esto me permite trabajar en varias líneas en un mismo proyecto.
¿Ha sido un rodaje largo o corto?
El rodaje corto en realidad, fueron 18 días, tiramos en celuloide…
¿El anterior lo hiciste también en celuloide?
No, el anterior en digital.
¿Y por qué ese cambio, por qué la decisión?
Igual que otras decisiones formales, esta viene por haber hecho la anterior peli, que fue rodada en digital, incluso la parte más trabajada. Yo me veía que tenía dos personajes caminando y hacía una toma tras otra y hacía catorce tomas sin conseguir lo que quería… y al final acabas escogiendo la cuarta aunque hagas catorce. Con la segunda parte, aunque buscaba dejarme sorprender, como era digital seguíamos haciendo muchas tomas y fue ahí cuando me di cuenta de que lo que me interesaba a nivel estético y luz lo tendría con el celuloide y que si daba el cambio iba a poner al equipo, a los actores y a mi mismo en una situación el la que solo íbamos a poder tirar dos tomas, tres como mucho y que eso iba a ser excitante y bueno para la peli. Casi toda la película [‘Las Altas Presiones‘] son primera y segunda toma, puede que no sea perfecto técnicamente pero te lleva a sitios interesantes. Me apetecía ponernos a prueba y además estéticamente la diferencia es notable.
Para la siguiente película si pudieras elegir ¿irías por celuloide o digital? Yo si puedo celuloide. Aunque también depende de las necesidades concretas de cada proyecto, por ejemplo, si hay que filmar muchísimo o rodar planos larguísimos tendría que pensar en digital. Pero de entrada hasta ahora siempre he hecho más en celuloide que en digital, incluidos cortometrajes y cosas pequeñas. Osea, no es una condición, pero si puedo lo intento.
¿Cómo se ha recibido la película en festivales dentro España? En España muy bien, nos hemos llevado una alegría y también una sorpresa. Empezamos el año pasado en el Festival de Sevilla y nos llevamos el premio en nuestra sección. A partir de ahí se creó como una especie de corriente favorable hacia la pelicula y nos han ido recibiendo genial en todos los festivales. Hemos estado en Las Palmas, Barcelona, San Sebastián… en varios festivales importantes e interesantes y la recepción ha sido siempre genial.
Cómo director, ¿cómo te ves en los diferentes momentos del proceso de hacer una película?, ¿cuál te gusta más? y ¿cómo te enfrentas a las diferente elecciones que tienes que hacer por el camino?
Todas son difíciles, yo siempre siento que estoy renunciando a algo en cada una de las fases.
En la escritura, lo primero es no dejarse llevar, porque claro juegas a eso, pero llegas a un punto en el que ya estás empezando a ver que no puedes abrir mucho más la mano, porque hay cosas que no vas a poder hacer porque van a encarecer el proyecto. Pero la escritura es relativamente agradable porque estás tú en tu mundo.
En el rodaje todo se vuelve más complejo, porque tú tienes tu idea o tu escena idealizada y luego el espacio te dicta una serie de condiciones, producción te dicta otras, los actores te proponen otras y eso aleja la película de tu ideal. Eso no es necesariamente malo. A me gusta cuando las cosas salen no como tú las has pensado pero sí responden de alguna manera a tu intención. Osea que el rodaje es una agonía, pero es un placer al mismo tiempo.
¿Ha habido algún día especialmente duro durante el rodaje?
Seguro que sí, aunque si lo ha habido he conseguido olvidarme de él. Pasamos momentos muy difíciles, en la localización por ejemplo, antes de rodar hicimos varios viajes a Portugal para localizar toda la parte portuguesa y hubo un punto en el que se hizo muy complicado encontrar un sitio donde se pudiera ubicar, por ejemplo, la escena del río. No era tan complejo, pero no lo encontrábamos. O encontrar la casa que sale en la peli y que tiene como mucha personalidad, no aparecía. Esos fueron momentos bastante complejos.
Luego también se complicó la escena del teatrillo, que se alargó mucho y teníamos que rodarla una madrugada y una de las actrices se tenía que ir de Portugal a Madrid a las cinco de la mañana en coche. Ósea que teníamos que acabarlo sí o sí y estaba todo el equipo como durmiéndose… y tenía que tratar de mantener la concentración en lo que estaba haciendo y no en lo que me rodeaba, porque luego en pantalla vas a ver ese plano y no todo lo demás.
¿Y cuál es tu siguiente proyecto?
No lo sé. Hay un par de cosas que quiero hacer, pero no he encontrado el tiempo para trabajar en ellas. Sí que tengo intuiciones o ideas, pero no sé si hay una peli ahí, tengo que buscar. Sé que quiero hacer un corto y un documental en torno a un personaje que me apetece filmar. Después tengo otras dos ideas para un largometraje, pero que necesito desarrollar todavía.
Entre esa intuición de la que hablas y las restricciones de producción, ¿hay mucha renuncia? ¿te tienes que cortar mucho las alas en casa?
Es curioso porque el cine que me gusta o las películas que quiero hacer no tienen grandes problemas de producción en ese sentido. Lo que sí necesitas es tiempo. Al final el tiempo es lo básico y si puedes rodar un mes en lugar de 18 días es alucinante, pero en realidad no puedes porque eso es muchísimo dinero y es ahí quizás dónde está la mayor renuncia. Cuando te metes a hacer la peli en 18 días entras en otro tipo de renuncias, en no poder rodar una escena cuando quieres por que tienes un plan de rodaje ajustado y tienes que hacerlo cuando la luz ya no es exactamente la que tú quieres, o cuando no tienes el tiempo para ensayar o preparar la escena con tu equipo. Son pequeñar renuncias implícitas en toda la historia del cine.
En ‘Las Altas presiones’ ¿el guión de rodaje ha sido el que habéis manejado o hay improvisación también?
Pues en realidad la peli está más escrita de lo que parece, los diálogos están un poco improvisados pero en general y en un porcentaje muy alto está todo escrito. En la anterior escribí como 30 páginas y al final tenía una peli de 120 min que luego fui recortando bastante. En esta mi impulso fue escribirlo todo, incluso cosas que no están en la peli. No es que para mi el guión sea la Biblia pero sí que nos sirve a los actores y a mi para tener una base aunque después se cambien cosas, eso a mi me gusta.
¿Crees que has acabado contando la historia que querías?
Esta película era para mi como un saco. La escribí con un amigo, con Miguel Gil, no quería hacer demasiado intimo. Miguel me preguntó, «¿qué quieres decir con la peli?» y yo le dije «no quiero decir nada, quiero hablar de.» Yo tengo muchas dudas y quería hablar de cosas, construir la peli como un diálogo entre dos amigos en torno a una conversaciión en la que cabe hablar de todo, de tu trabajo, de lo jodido que estás, de que acabas de conocer a alguien, si estás bien o mal con tu pareja, o de que acabas de escuchar un disco cojonudo. De alguna manera, la estructura iba en relación a eso. En dejar fluir la peli en torno a esto.
Se han hecho películas sobre la dificultad de hacer una segunda película. ¿Ha sido dificil para ti enfrentarte a tu segunda pelI?
No especialmente, a lo mejor es porque la primera no tuvo mucha repercusión. En mi caso supongo que será más difícil ahora hacer la tercera porque de repente esta ha funcionado más o menos bien… pero no me obsesiono, me apetece hacer un corto ahora, con un amigo y con calma.
¿Algún director que te haya influido?
Los franceses Rohmer y compañía; Antonioni mucho y Bergman, este rollo, el cine de los 60 y bueno luego todo el cine clásico, Godard, John Ford…
Bueno, pues yo creo que ya está.
Pues muchas gracias! si se te ocurre algo más ¡estaré por aquí!
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Fotos © Noela Roibás