Cuando intentaban sin muchos medios hacerse un hueco en la cartelera de Madrid con La función por hacer -atípico montaje que a la postre ha terminado siendo una obra ya casi mítica, -nadie imaginaba que los miembros de la compañía Kamikaze estarían tan solo siete años después en un teatro propio en el que mostrar sus trabajos y ya de paso los de otros profesionales en los que creen artísticamente. Ni ellos mismos lo imaginaban.
De hecho, ni siquiera ahora, con el proyecto en marcha desde el inicio de la temporada en septiembre con el cartel de “No hay localidades” en algunas obras programadas, acaban de creérselo del todo ¡O no quieren creérselo más bien! Porque saben que lo difícil aquí es mantenerse sin traicionarse a sí mismos; gestionar un teatro de la envergadura de El Pavón con el objetivo de ofrecer calidad y, al mismo tiempo, con la necesidad perentoria de que salgan las cuentas es casi una tarea propia de funámbulos.
Y en eso están. No hay marcha atrás. El talento, el esfuerzo y -por qué no decirlo-, también el azar han colocado a la compañía frente a su propio sueño teatral materializado. El Pavón. Teatro Kamikaze –que así es como se ha rebautizado la sala- es ya una realidad tangible en la que el director Miguel del Arco, el actor Israel Elejalde y los productores Aitor Tejada y Jordi Buxó se están dejando la piel… Y también los ahorros. Afrontan el reto no obstante con ilusión y optimismo. No podría ser de otra manera. Sabían que esta era la oportunidad que anhelaban, para que sus montajes pudieran tener más vida que la que se les concede en las programaciones cerradas de los grandes teatros públicos o en los escasos bolos que conforman hoy las giras de cualquier compañía. “En la situación actual por la que atraviesa la cultura en nuestro país, nos encontrábamos con que, por ejemplo en Madrid, solo podíamos disponer de 30 días de exhibición -explica Aitor Tejada-. Después estaba la gira ¡Sí! Pero la triste realidad es que las giras en España se han limitado a un día a la semana, que siempre es un sábado. Así que, aunque estés un año de gira, ¡sábados hay los que hay! Esto quiere decir que, si las producciones son costosas, con solo esos días de exhibición no puedes amortizar el espectáculo. Además, tampoco es rentable para los actores y técnicos de la compañía, porque se encuentran con que al final de un año solo han trabajado 90 días”.
Lo paradójico del asunto es que los espectáculos de Kamikaze no lograban permanecer más tiempo en la cartelera a pesar de reventar la taquilla cada vez que se exhibían. “Siempre hemos creído que nuestros espectáculos tenían más recorrido –confirma el productor-. En Hamlet, por ejemplo, se agotaron las entradas dos meses antes del estreno. Así que, sabíamos, que había mucha gente que se había quedado sin verlo. Y ahora lo estamos comprobando: hemos recuperado La función por hacer… ¡Y las entradas han volado! Es verdad que nos hemos metido en un agujero económico importante con los bancos, pero sabíamos que… ¡Era ahora o nunca! Este era el momento”.
Pero este renovado Pavón no solo servirá de sede de exhibición de los montajes más exitosos de Kamikaze, sino que se convertirá al mismo tiempo en centro de producción de nuevos espectáculos, tanto de la propia compañía, como de otros profesionales por los que decidan apostar. “Queremos que vengan compañías invitadas, queremos hacer coproducciones con otros teatros, para que los montajes puedan verse también en otras ciudades y, queremos, por supuesto, producir cosas nuestras, de Kamikaze; pero somos conscientes de que El Pavón a día de hoy no puede hacer ocho o diez producciones al año”.- Asegura Aitor Tejada.
Construido entre 1924 y 1925 por el arquitecto Teodoro de Anasagasti, artífice de otros edificios civiles dedicados a las artes como el Real Cinema o el Teatro Monumental, El Pavón cuenta además con el atractivo que sus propios muros le otorgan: es uno de los primeros edificios que se proyectaron en la capital en estilo art déco y, desde luego, es el único adscrito a esta corriente estética que queda hoy como sala de teatro. “Cuando supimos que el teatro se quedaba vacío, porque la Compañía Nacional de Teatro Clásico -que era quien lo ocupaba- regresaba a su sede en el Teatro de la Comedia, decidimos venir a verlo. Ya lo conocíamos, claro; pero en aquel momento vimos sus posibilidades y nos enamoró –explica Tejada-. Son muchas las ideas que tenemos para los distintos espacios de los que disponemos. Al margen de la actividad estrictamente teatral, queremos instaurar un día a la semana dedicado a la música y queremos dar cancha a la danza, porque pensamos que está bastante dejada. También habrá recitales. Además, queremos aprovechar las dos magníficas terrazas que tenemos ¡Y que están en pleno Rastro de Madrid! Para poder realizar allí conciertos u otro tipo de eventos. Nuestra intención es que el público que venga aquí no solo “vea” lo que hay, sino que tenga una experiencia cultural gratificante. La idea, a largo plazo, es crear casi un centro cultural: que la gente pueda venir por la mañana a un taller. Que luego haga un descanso en el ambigú para tomar un sándwich y un café, o para trabajar con el ordenador. Que después vea alguna de las funciones que hay programadas y más tarde, si quiere, que pueda tomar una copa”. Todo ello, eso sí, sin que lo teatral pueda resentirse en ningún momento o pasar a un segundo plano. “Nosotros sabemos que el bar puede ser una fuente de financiación importante, pero no vamos a sacrificar la programación por el bar. De hecho, habrá días en los que no pueda estar abierto, porque se representan varias funciones y se colaría todo el ruido. La prioridad absoluta es el teatro. El bar abrirá ¡Cuando se pueda!”.
A pesar de la legión de admiradores con los que cuenta Kamikaze en Madrid, no será fácil para la compañía que su recién estrenado teatro tenga un hueco seguro en una ciudad en la que, prácticamente, se abre una nueva sala cada mes y en la que la multiprogramación ha saturado la cartelera hasta límites insospechados. Resulta desconcertante ver cómo en estos tiempos, en los que el teatro atraviesa una grave crisis económica, la oferta está sin embargo sobredimensionada y el espectador, en muchas ocasiones, se encuentra bastante desorientado a la hora de elegir qué ir a ver. De momento, El Pavón cuenta con algunos “valores seguros” para este primer año, como por ejemplo Hamlet, uno de los grandes éxitos de la temporada pasada, coproducido por Kamikaze y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que tendrá ahora una nueva vida en este teatro a partir del 4 de febrero. Se trata de una mirada a la obra de Shakespeare que, de alguna manera, tiende un puente entre la contemporánea forma de versionar a los clásicos que tiene en España Miguel del Arco y el proverbial desparpajo con el que los británicos revisitan continuamente su teatro. “Yo he vivido en Londres y he visto allí muchos espectáculos –explica Aitor Tejada-. Los hay mejores y los hay peores, como en todas partes; pero es verdad que los británicos, en primer lugar, nos llevan siglos de ventaja a la hora de romper su propia tradición para evolucionar; en segundo lugar, tienen un rigor a la hora de hacer teatro que se percibe cuando lo estás viendo. Y, para nosotros, trabajar con ese rigor y con seriedad es también primordial desde el principio y en todas las fases: desde la primera adaptación del texto que hace Miguel (del Arco), pasando por las primeras lecturas, donde ya está presente incluso el equipo técnico, y donde todo el mundo habla y aporta, hasta el resultado final. Sí es verdad que en nuestra compañía tenemos una forma de afrontar el trabajo que tal vez pueda sonar muy europea”.
Seriedad y rigor que en un futuro inmediato no se limitarán a la adaptación de textos clásicos, que han sido los trabajos que más notoriedad han dado a Kamikaze, sino que se extenderán a la creación de obra nueva, tanto propia como ajena, en un decidido intento de apoyar y fomentar la dramaturgia contemporánea española. La primera medida en esta dirección ya está tomada: cada invitación, sin excepción alguna, está supeditada al pago de una cantidad de 3 euros que se destinará a la financiación de sendos proyectos de dos jóvenes dramaturgos españoles.
Texto: Raúl Losánez (@RauLosanez)
Fotos portada (exterior del teatro): Vanessa Rábade
Web del teatro Pavón / Kamikaze: teatrokamikaze.com
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