Astral es un velero de 30 metros construido en los años 70 que siempre había sido usado como lujoso barco de recreo, hasta que en la pasada primavera su dueño lo cedió a la ONG Proactiva Open Arms.
Asistimos en Edimburgo a la proyección de ‘Astral’, gracias a una iniciativa privada que ha logrado traer la primera película documental de Jordi Évole en Salvados a la capital escocesa. Salimos de la pequeña sala en Augustine United Church, convencidos de que lo que acabábamos de ver no era la historia de un yate de lujo transformado en algo mucho más digno. Tampoco era la historia de una generosa donación (veíamos la urgencia en los rostros de los socorristas: no había demasiado tiempo para agradecimientos).
Astral‘ un velero de 30 metros construido en los años 70 que siempre había sido usado como lujoso barco de recreo, hasta que en la pasada primavera su dueño lo cedió a la ONG Proactiva Open Arms. Era necesario eliminar cualquier elemento superfluo. Se vació de mesas lujosas, del bar todavía con botellas, de los pomos dorados. En su lugar colocaron literas, botiquines, chalecos salvavidas, bolsas para cadáveres.
Nos quieren convencer de que estos tratados frenaran el intento de huir a Europa. Cómo se nota que la mayoría no hemos pasado hambre ni miedo.
Cuando las barcas neumáticas abandonan las playas de Libia apenas tienen combustible para recorrer 20 millas. Hecha esta distancia quedan flotando a la deriva sin ninguna posibilidad de sobrevivir a no ser que sean rescatados.
Tras el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía la ruta por tierra decayó dando lugar a otra mucho más peligrosa, la que atraviesa el Mediterráneo. Nos quieren convencer de que estos tratados frenaran el intento de huir a Europa. Cómo se nota que la mayoría no hemos pasado hambre ni miedo.
Y ocurrió lo inevitable, que el mar se llenó de personas a los que les provocaba más terror su país que esa agua en la que no sabían nadar. Este año, 4000 de ellas no han logrado cruzarlo y el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio.
Òscar Camps fundó Proactiva Open Arms tras ver la imagen del pequeño Aylan Kurdi muerto sobre la arena, aquella imagen que a la mayoría nos llenó los ojos de lágrimas pero con la que seguimos viviendo como si nada. Òscar hizo lo que muy pocos se atreven a hacer, no se conformó con las lágrimas y viajó hasta Lesbos. Su familia es dueña de varias empresas de socorrismo en distintas comunidades españolas, y los voluntarios de esta ONG son trabajadores que viajan a Grecia durante sus vacaciones.
“Si muere gente a orillas de Grecia, ¿cuántos se morirán en altamar?”. El siguiente paso fue conseguir esta embarcación, el Astral, y acercarse a ese punto donde se acaba el combustible y la esperanza. Rescatan hombres, mujeres, niños, ancianos. Salvan a muchos y ven como otros se hunden delante de ellos. Pero hay que seguir, hay que seguir incluso aunque se hayan convertido en una pieza más del engranaje, hay que seguir sin pensar en el terrible futuro que les espera después de sobrevivir a ese mar. Hay que seguir porque no hay alternativa, porque Europa mira hacia otro lado esperando a que pase pronto, o a que nos olvidemos.
“Welcome to Europe”, les dicen con una triste sonrisa cuando logran rescatarlos. Y les tocan las manos, les dan una palmada en la espalda y no se atreven a romperles la esperanza que han depositado en una Europa que debería estar muerta de vergüenza. Y esa tripulación no tiene ni horas ni ganas de pensar en lo que vendrá después, en el tiempo que tardará alguien en volver a darles una palmada en la espalda a esas personas, en la decepción cuando se den cuenta de que la Europa con la que soñaban no existe. O puede que lo piensen continuamente, pero no queda otra que ignorarlo y apretar los dientes para no rendirse.
Y ocurrió lo inevitable, que el mar se llenó de personas a los que les provocaba más terror su país que esa agua en la que no sabían nadar.
En el documental, Évole desaparecía de delante de las cámaras porque nada podía eclipsar el mensaje: la odisea de miles de personas desesperadas que huyen para salvar la vida, y unos héroes que actúan por humanidad e instinto, realizando algo tan obvio y urgente como rescatar a náufragos a punto de ahogarse. ‘Astral‘ es la historia de una Europa que no ha sabido estar a la altura.