Han pasado unos días desde que ARCOmadrid 2015 cerrara sus puertas, así que nos ha dado tiempo a reposar todo lo visto y oído. Una cita en la que ha prevalecido, por encima de todo, el aire festivo que viven cientos de artistas que comparten su arte con el mundo por primera vez. Una cita en la que la ilusión se ha expresado este año, más que nunca, en español. Y por supuesto, con algo de acento british.
Foto: Arcade Fine Arts Gallery © Santi Yagüe
Han pasado unos días desde que ARCOmadrid 2015 cerrara sus puertas y nos ha dado tiempo a reposar todo lo visto y oído. Desde la propia organización, el balance final es más que positivo: un 10% más de profesionales que la pasada edición, más de 100.000 visitantes en tan solo cinco días, y el resurgir de los coleccionistas españoles entre los 300 invitados durante esta última edición. Así nos han convocado ya para la próxima cita en 2016, año en que celebrará su 35 aniversario. Nos vestiremos de gala.
Prevalece por encima de todo el aire festivo que viven cientos de artistas que, por primera vez en su vida, ofrecen su obra a un mercado que comienza a levantar cabeza.
Pero antes de apuntar en la agenda esta nueva cita, queremos hacer un repaso de nuestra última experiencia. Porque, por supuesto, no quisimos perdernos semejante encuentro con el arte contemporáneo en tierras ibéricas.
Cierto es que los días en los que la cita abre solo para profesionales –y prensa acreditada-, se respira un ambiente competitivo y poco relajado para las galerías y ciertamente favorecedor para los coleccionistas, que se sienten mimados en cada stand aún reluciente y pulcro.
Al margen de estas actitudes algo encorsetadas, lo que prevalece por encima de todo es el aire festivo que viven cientos de artistas que, por primera vez en su vida, ofrecen su obra a un mercado que comienza a levantar cabeza. Y también por primera vez, esperamos, su esfuerzo y dedicación son cotizados al alza. Una primera a vez para muchos jóvenes artistas que desean fervientemente vivir de sus creaciones.
Una ilusión que se vive de igual manera desde cualquier punto del globo y que este año se ha expresado, más que nunca, en español. Que Colombia sea el país invitado nos ha permitido disfrutar de piezas e instalaciones rubricadas por nombres tan familiares como Juan Manuel, María, Pablo o Víctor. Todos ellos fáciles de encontrar en espacios no solo provenientes de Bogotá o Medellín, sino también de París, Oslo, Hamburgo o, por supuesto, Londres. Nombres que posiblemente no sean reconocidos aún en su país de origen pero que representan la llegada de una nueva generación y de una verdadera apuesta por lo alternativo. Al menos así lo ha defendido Juan Antonio Gaitán, comisario colombiano. Una apuesta que aplaudimos desde Brit Es Magazine.
Visitamos el rincón levantado por la reconocida galería londinense Josh Lilley, donde tuvimos la oportunidad de charlar con la única representante española allí presente: Belén Rodríguez.
De entre todos estos nombres, si ha habido uno que ha sonado con fuerza durante estos días, es el del consagrado Óscar Murillo, presente en ARCO gracias a la galería londinense Carlos/Ishikawa. El artista, cuyos inicios no fueron especialmente fáciles, ha desarrollado prácticamente la totalidad de su carrera en la capital británica. Hoy, ya tiene conquistada a la crítica de medio mundo y su paso por Madrid nos ha permitido saber un poco más de él.
Obviamente no podemos dejar de hablar de aquellas galerías que han hecho las maletas y que, por unos días, nos han permitido disfrutar parte del arte que se puede ver en la capital londinense.
Arcade Fine Arts, la única presente en el Programa General, ha contado con un amplio espacio para albergar la obra de Anna Barham (Reino Unido) y de Maria Zhale (Dinamarca). Barham con tres piezas de grandes dimensiones realizadas en coloridas telas y Zhale con una suerte de abecedario tipográfico conformado por figuras geométricas.
En la sección #Opening, nos hemos encontrado con la ya mencionada Carlos/Ishikawa y su espacio dedicado a Murillo, con Southard Reid y la obra de Celia Hampton (Reino Unido), o con Waterside Contemporary y las creaciones de Oreet Ashery (Israel) y Libia Castro & Ólafur Ólafsson (Berlin). Libia, aunque nacida en España, desarrolla toda su obra en colaboración con el islandés entre Berlín y Rotterdam desde 1997.
Por último, visitamos el rincón levantado por la reconocida galería londinense Josh Lilley, donde tuvimos la oportunidad de charlar con la única representante española allí presente: Belén Rodríguez. A caballo entre Viena y Madrid, esta artista de 33 años cautivó a Lilley cuando aún andaba en la universidad. Entonces buscaba jóvenes talentos con la idea abrir su propia galería y Belén fue una de las elegidas para protagonizar una de las primeras exposiciones individuales. Tras ese gran estreno, nos preguntamos por qué no se ha decidido a dar el salto definitivo a Londres: “Josh me lo ha ofrecido en varias ocasiones pero me parece un lugar duro, así que he decidido quedarme en la vertiente germánica”, responde.
Cuando le pedimos que nos hablase de ‘Multiplicación cruzada’, la instalación que preside el stand, nos cuenta con una amplia sonrisa en la cara: “Se puede interpretar como un mismo cuadro que crece o como cuatro variaciones de una misma pieza. Siempre me ha interesado la secuencia, no la imagen plana. Se trata de toda la dimensionalidad de una sandía, tanto por fuera como por dentro. Se justifica añadiendo que “coger un patrón de la naturaleza no es un motivo banal: me interesa como existe una inteligencia latente que lleva a organizar las cosas en grupos de formas y colores jugando con la repetición y la diferencia. Me fascinan los ritmos naturales que se repiten”.
Formada entre Salamanca, Madrid, Berlín y Viena, se siente afortunada de ser capaz de vivir de su arte. Se define a sí misma como una escultora que trabaja con vídeo o pintura entre otros materiales. Le gusta investigar y evita a toda costa repetirse. O al menos, dice mantener esa inquietud. Define su obra como una constante búsqueda del equilibrio entre el caos y el orden, entre la intuición y la razón.
A nosotros, nos ha cautivado su sencillez y su espontaneidad. Esperamos, en la próxima edición, encontrarnos de nuevo con ella y con un buen puñado de compatriotas que puedan disfrutar de este potente escaparate internacional. Y si vienen de nuestra querida isla, mejor que mejor. Apostamos por ello.