Con la excusa del WorldPride, que se está celebrando estos días en Madrid, y de forma paralela, se están programando una serie de actividades en el ámbito cultural que van más allá y trascienden la mera celebración festiva.
De todas las propuestas, sin duda alguna, una de las más interesantes y completas es ‘El porvenir de la revuelta. Memoria y deseo LGTBIQ’. Hemos hablado con Fefa Vila Núñez, directora artística, y con Fernando López García, coordinador y asesor artístico a dirección, de este proyecto claramente enmarcado en el activismo cultural.
Contadnos cómo surge la idea de ‘El porvenir de la revuelta’ y con qué nos vamos a encontrar. La idea proviene de una invitación por parte del Ayuntamiento para dar vida a un programa con motivo del WorldPride 2017. Ante un evento así, lo sencillo quizá hubiese sido pensar en unas cuantas actividades que dieran una pátina cultural al evento y sumarse desde allí a la celebración. Sin embargo, decidimos pensar el modo en que, de manera más general, nuestro programa podía contribuir a generar un marco crítico para un “orgullo mundial” que tuviera en cuenta el legado de la disidencia sexual en nuestro país. En 2017 se cumplen los 40 años de la primera manifestación pública masiva de disidentes sexuales en el Estado español que tuvo lugar en la Rambla de Barcelona en junio de 1977, y a la que le siguieron otras ese mismo año en Sevilla y al siguiente en Madrid. Tomar ese momento como punto de partida de nuestra revuelta nos permitía revisar esta historia reciente revisando críticamente el período de la transición, un período en que se fragua el modelo de democracia (liberal representativa) sobre el que se sostiene nuestra convivencia y en el que se consolidan las líneas maestras del marco geopolítico (permanencia en la OTAN, integración en la UE, etc) en que se funda nuestra posición en el mundo a día de hoy. Es en estas últimas cuatro décadas cuando de manera progresiva, acelerada y global se ha impuesto un modelo neoliberal que implica un modo de hacer mundo. Un mundo que, para que sea vivible y sostenible ha necesitado y necesita de revueltas permanentes. En nuestro caso, este proceso ha sido paralelo al encaje en una narrativa maestra que celebra la integración del Estado español en la esfera de las democracias liberales occidentales a través de cuestiones como la supuesta extensión progresiva de derechos sexuales. Se trata de un relato consensual interesado que construye identidad y realidad y con el cual no estamos de acuerdo o no muy de acuerdo. Poner en perspectiva histórica las luchas de la disidencia sexual en nuestro país, en continua rearticulación desde los años 70, permite apuntar a los muchos modos en que éstas deshacen el status quo dominante: sus modos de resistencia al modelo dominante – capitalista, neocolonial y heteropatriarcal y también al simbólico y cultural – que estipula las condiciones diferenciales en que se desarrolla la vida de unos y otros, proponiendo a su vez otras maneras de vivir y hacer mundo. Es una perspectiva que además permite activar la propia memoria, individual y colectiva, a través del recuerdo de tod+s aquellxs que han quedado en el camino. En este sentido, lo que los públicos de ‘El porvenir de la revuelta. Memoria y deseo LGTBIQ’ van a encontrar es un programa con conexiones entre sí pero heterogéneo, que no busca una forma única de acercamiento ni de afectación. Las exposiciones, los talleres, seminarios, intervenciones en el espacio público, etc. pretenden interpelar de distintas formas a un público participante: activar la discusión, enriquecer los imaginarios y, por qué no, provocar. Provocar la revuelta… La oferta, como podemos comprobar, es muy amplia: exposiciones, talleres, cine, música, arte, seminarios… con una programación que se extiende a lo largo de más de 6 meses. No ha debido ser fácil poner en pie un proyecto como éste. Contadnos cómo ha sido la organización, el capital humano del que habéis dispuesto, los apoyos. Aunque la producción de ‘El porvenir de la revuelta’ se ha llevado a cabo en los últimos meses, se trata de un proyecto que viene gestándose en discusión con distintos agentes desde hace más de un año. El promotor principal es el Ayuntamiento de Madrid a través de Madrid Destino, pero en el camino se han sumado otras instituciones para los distintos proyectos: la Universidad, a través del proyecto de investigación europeo Crisis the seventies, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Van Abbemuseum de Eindhoven, el Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera de Donosti, la E.M.T., etc. La extensión del programa en el tiempo está en el centro mismo de nuestra propuesta: no queríamos que se tratara del clásico evento vendible y consumible al que se le hace un huequito en la agenda y se esfuma al pasar la página del calendario. Lo pensamos como un proyecto que tuviera lugar con una temporalidad distinta, partiendo de investigaciones y procesos que tienen ya años de trayectoria y que pudieran desencadenar otros nuevos. Que abriese puertas no que las cerrase, es mucho lo que hay que hacer. En cuanto al capital humano, está íntimamente conectado con lo anterior: se conformó un grupo de trabajo de activistas, investigadores, artistas y productores culturales en su mayoría radicados o con fuertes vínculos con la ciudad de Madrid, pero que cuentan con trayectorias y forman parte de redes de trabajo más extensas. Se trataba de crear un programa abierto, pero geográfica y políticamente situado. En diálogo con el grupo de trabajo hemos ido concibiendo un programa cuyos contenidos han sido definidos por sus miembros pensando en los distintos centros que los acogerían y, ya en éstos, con el personal propio de cada centro, quienes han sido nuestros aliados a la hora de producirlos. El proyecto, como habéis indicado, ha contado con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid y de espacios como Conde Duque, Matadero, CentroCentro, Medialab Prado, ¿hasta qué punto se han involucrado las instituciones? ¿Habéis encontrado muchos obstáculos en el camino?, ¿muchas puertas cerradas? Dar cabida a esa heterogeneidad, y en un marco institucional, no es fácil. Involucra continuas negociaciones tanto entre los distintos miembros del grupo de trabajo como con los interlocutores en las instituciones, y supone una fricción permanente con el aparato administrativo para evitar que sean sus modos de hacer los que impongan la forma de lo que haces. Sin duda alguna con un proyecto así intervienes también en la institución, la alteras en sus rutinas y procedimientos. No se trata de algo exclusivo de este proyecto, sino de otros muchos con ambición transformadora que se emprenden desde el seno de las instituciones. Rápidamente te topas con procedimientos que, bajo el pretexto del interés general, la racionalidad administrativa y la universalidad de lo público, dan autoridad a determinadas posiciones y esconden formas de precarización y exclusión -incluso de censura- que limitan o impiden la capacidad de hacer de otras. Llevar adelante proyectos así sólo es posible desde un espíritu de revuelta que comprometa a los agentes que trabajan tanto fuera como dentro de las instituciones. Y, en este sentido, el nuestro es un proyecto de activismo cultural que ha sido posible en uno de los Ayuntamientos llamados del cambio. Fuera de los grandes centros expositivos antes mencionados, también se han programado actividades en espacios públicos y centros de diferentes distritos de la ciudad. ¿Qué tipo de acciones son las que van a tener lugar en ellos? ¿cuál es su objetivo? Como señalas, ‘El porvenir de la revuelta’ se despliega también en la calle y en los distritos. Hay obviamente en ello una intención de descentralizar: que el programa no tenga lugar sólo en instituciones culturales centrales, sino también en los centros culturales de distrito (donde se están impartiendo talleres y charlas) y en la misma calle, a donde llevamos (a través de las líneas de autobuses urbanos, de los mupis, etc.) una serie de eslóganes que, rescatados del activismo lesbiano y feminista histórico, salen al encuentro de lxs viandantes con mensajes que siguen cuestionando nuestro presente. Todos ellos parten de una idea fundamental, la de socializar las cuestiones sobre las que trabajamos, de multiplicar el debate y hacerlo colectivamente. Como se ha señalado antes, se cumplen 40 años desde la primera manifestación pública organizada, que no autorizada, para luchar por la libertad sexual de lesbianas, gays, transexuales, travestis, y otras identidades de género. En vuestro proyecto, y a través de varias exposiciones y un importante trabajo de archivo, se hace un recorrido desde la memoria de la Transición a nuestros días. ¿En qué puntos ha cambiado fundamentalmente el activismo del colectivo LGTBIQ en España en estos 40 años? ¿Hacia dónde creéis que debería de dirigirse en un futuro? A pesar de que nosotras mismas hayamos recurrido a las siglas LGTBIQ de modo estratégico para nombrar al programa, existe una paradoja inherente al mismo hecho de hablar de “un” colectivo LGTBIQ. En cuanto al “activismo”, se trata de un término que suele asociarse reductivamente a los repertorios clásicos de “militancia” que con frecuencia obvian las micropolíticas que operan en la vida cotidiana. En España, y dentro de la narrativa canónica que apuntábamos antes, existe consenso en que el activismo gay y lésbico de la época de la transición ayudó a ampliar las cotas de libertad sexual en la España posfranquista, libertad que llegaría a su culmen con la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Paralelamente, el activismo trans estaría empujando una mayor libertad en la expresión y elección de género. Sin dejar de reconocer estas conquistas, sí debemos señalar los límites de las libertades estipuladas desde el Estado en el contexto del capitalismo mundial integrado. En un sentido muy amplio, las prácticas de disidencia sexual cuestionan los modos normativos de concebir las relaciones que mantenemos con los demás y con nosotr+s mism+s, generando marcos culturales que expresan y hacen viables otros modos de vida. Hacia dónde deban dirigirse específicamente lo tendrán que decidir cada sujeto y comunidad de disidencia desde su propio lugar de enunciación y su práctica. En cualquier caso, desde nuestro punto de vista deben dirigirse a la revuelta, al conflicto (que es lo opuesto a la violencia) como forma de desplazar la pereza que nos inocula el consumismo, la prevención que se impone a través de lo políticamente correcto, la reinvención en los modos de amar y construir familias… de hacer y habitar cuerpos, de follar también. Se habla de un Gaycapitalismo o Capitalismo rosa, dentro del propio colectivo, confabulado y cómplice de la utilización descarada que hacen las instituciones y el gobierno de este país de las celebraciones del Orgullo para su propio beneficio económico, para después dar la espalda a todo el movimiento humano y solidario que es capaz de generar Madrid. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto? Madrid nunca ha dejado de ser una ciudad soprendente, llena de sorpresas, buenas y malas, pero sorprendente. No es fácil gobernar sumisamente Madrid, especialmente si gobierna la izquierda, como es el caso. A pesar de tantos años de gobierno conservador la ciudadanía de esta ciudad es solidaria y en su seno alberga mentes muy críticas, resistentes y creativas. En su composición social e ideólogica es muy heterogénea, y esta diversidad también se refleja en lo que tú identificas como colectivo. No existe tal “colectivo”, si por ello entendemos un grupo humano homogéneo y cohesionado por intereses comunes en búsqueda del mismo logro. Hay una fragmentación enorme entre personas definidas bajo el paraguas LGTBIQ, las hay feministas y las hay machistas, las hay de izquierdas y de derechas, las hay con aspiraciones de clase y las hay totalmente desclasadas, los hay con papeles y sin papeles… esto como poco expresa una fricción de intereses o modos de vida o de interpretar lo vivible en contextos diversos: el mercado, la institución, el barrio, etc. Por otro lado, existe un Orgullo Crítico que lucha contra la imagen estereotipada de las identidades de género, del gay físicamente intachable, de posición económica desahogada, o contra la mercantilización de los derechos por los que se está luchando. ¿No creéis que esta situación y la confrontación dentro del propio movimiento LGTBIQ, lleva a una pérdida del foco de la lucha reivindicativa? Asistimos a una rearticulación constante de las luchas. A los debates sobre derechos reproductivos o el trabajo sexual se suma la lucha por los derechos sexuales de las personas con diversidad funcional. Lxs disidentes sexuales gitanxs y musulmanes están conectando críticamente con su propia tradición cultural, resistiendo a la virulenta reactivación de unas políticas de odio que, por otra parte, tienen una larga historia. Igualmente, asistimos a nuevas alianzas entre comunidades racializadas y migrantes que, pensando cuerpo, raza y sexualidad desde una perspectiva decolonial, denuncian los límites de los movimientos LGTBQ blancos. Aunque exista una dispersión aparente, en casi todas estas luchas se perciben elementos comunes que podríamos calificar de transfeministas y un deseo general de impugnar las formas de precarización de la vida del capitalismo global que termina adoptando diversos énfasis y direcciones. En algunas de las exposiciones que están en curso hay avisos sobre el contenido sexual explícito de algunas de las obras. Nos ha parecido cuanto menos que curioso ese tipo de advertencia para estas muestras. ¿Habéis tenido algún tipo de censura en ese aspecto? En línea con los proyectos que llevamos a la calle, en el marco de ‘El porvenir de la revuelta’ no concebimos los centros expositivos como menos “públicos” que “la calle”: de manera literal, en muchos casos las exposiciones acogen expresiones que tuvieron la calle como su primer espacio de despliegue. Y a pesar del esfuerzo que hemos puesto en contextualizarlas, el hecho de que hablen de la sexualidad o la empleen como vector sigue generando incomodidad en esos mismos centros que solemos considerar como garantes de la expresión libre y democrática. Esto no deja de mostrar en qué medida estas instituciones continúan manteniendo complicidades con una monocultura sexual heteropatriarcal, cuando no con un marco disciplinario que pretende reintegrar deseos disidentes en lógicas de consumo. Pero allí donde hay poder también hay resistencia: con nuestra mediadora, hace dos fines de semana hicimos un taller con menores en las exposiciones que mencionas (¿Archivo Queer? y Anarchivo sida, en la Sala de Bóvedas de Conde Duque). Lxs cahavalxs estaban encantadxs y terminaron haciendo collages como invitación a otrxs chavalxs para venir a las expos… ¡Aún nos queda mucho por deshacer! ‘El porvenir de la revuelta’ ¿es un proyecto que ha nacido para quedarse y con vistas a una continuidad en el tiempo, o bien se ha creado como un evento puntual debido a las circunstancias que está viviendo esta ciudad con el WorldPride2017? Desde el mismo momento en que empezamos a pensar en el proyecto lo hicimos como la puesta en marcha de un proceso que nos permitiera re-pensar con otrxs las políticas culturales de la ciudad desde una perspectiva transfeminista y queer-cuir. La coincidencia del WorldPride suponía la oportunidad de ponerlo en práctica a la vez, y de ahí que constituyéramos el grupo de trabajo para hacerlo. Es cierto que, a su vez, la coincidencia con el evento termina imponiendo ciertos tiempos y lógicas productivistas, pero nuestra idea es continuar líneas de reflexión y práctica que ya cuentan con una trayectoria y que de hecho están presentes en el programa, como la reflexión sobre la memoria y las prácticas de archivo o las pedagogías críticas. Hay signos para confiar en que la puesta en marcha de los proyectos ha contagiado el interés entre ciertos agentes del ayuntamiento, que de alguna manera ha afectado o conectado con su sensibilidad, aunque la forma o formas institucionales que eso adopte (a través de la continuidad del programa, de políticas específicas, de la apertura de vías de colaboración, etc.) no depende de nosotras. Lo que sí nos gusta pensar es que esta primera e imperfecta experiencia contribuya a reforzar dinámicas colectivas de revuelta, tanto a un lado como al otro de las instituciones municipales. Más información: El porvenir de la revuelta