Brit Es no podía perderse la oportunidad de conversar con uno de nuestros actores más inquietos y creativos. Aprovechamos para desvelar a nuestros lectores algunas de las claves de su interesante trayectoria.
En Brit Es somos grandes admiradores del trabajo de Quim Gutiérrez. Con sólo trece años el actor ya era muy conocido en Cataluña por su papel en la serie Poblenou; y a nosotros nos cautivó con su interpretación de Jorge, el protagonista del largometraje Azuloscurocasinegro (2006) dirigido por Daniel Sánchez Arévalo. Con el mismo director, a quien califica de “amigo íntimo” nos regaló dos personajes cómicos memorables en el corto Traumalogía (2007) y, de nuevo en largo formato, interpretando a Diego en Primos (2011). En su currículum comprobamos que ha trabajado bajo la dirección de José Luis Cuerda y José Luis Garci. Y, a pesar de los discretos índices de audiencia, no queremos dejar de mencionar su trabajo para la pequeña pantalla en Génesis, en la mente de un asesino (2006-07).
El año 2013 fue especialmente intenso en la vida de Quim. Rodó cuatro películas y dio a conocer una faceta creativa que había permanecido oculta para la gran mayoría del público, la de fotógrafo, lanzando su web www.thejoaquimplacement.com. Ese mismo año, se puso también al otro lado de la cámara (fotográfica) para protagonizar junto a Amanda Seyfried una campaña de Givenchy bajo la dirección de Ricardo Tisci.
Visita Londres invitado por el London Spanish Film Festival, en el que presenta tres películas: Tres bodas de más, La gran familia española y ¿Quién mató a Bambi?. Nos preguntamos si suele asistir a las proyecciones y si le gusta verse en la gran pantalla. “En general no tengo problemas en volver a verlas, al final te acostumbras a verte. Pasas por fases en que te soportas más y otras en que te soportas menos”.
Evidentemente, Brit Es no podía perderse la oportunidad de conversar con uno de nuestros actores más inquietos y creativos. Puntual, campechano y en todo momento encantador, aprovechamos para desvelar a nuestros lectores algunas de las claves de su interesante trayectoria.
Al principio, cuando ruedas, sobre todo como actor, siempre intentas justificar a tu personaje. Eso nos ocurre muchas veces, ‘es que es muy antipático’. Bueno, el personaje es lo que es.
De todas formas, aunque somos conscientes de dónde estamos y a qué venimos, no podemos evitar empezar la entrevista preguntándote por tu faceta de fotógrafo y modelo. ¿De dónde viene el interés por el diseño, la estética y la moda? ¿Es algo que desarrollaste una vez inmerso en el mundo del cine o venia de antes? Sí que tengo una vinculación muy temprana con la estética en un sentido global. Siempre me ha interesado el vestir, los muebles… Me fijo mucho en texturas y tengo el recuerdo de fijarme en vetas de madera, por ejemplo. Es algo muy natural en mí que empecé a desarrollar a los veintipico años, cuando acabé los estudios de humanidades, comprando revistas de decoración, de moda y libros de fotografía. Desde entonces empecé a cultivar eso en sus distintas facetas y hoy soy un gran consumidor de estética.
Ahora; el blog lo tengo muy olvidado porque soy muy perezoso con el ordenador. Me gusta el proceso de sacar fotos y hasta el proceso del retoque llego. Con el retoque actualmente solventas cosas que antes había que solventar con otros recursos –como iluminación o maquillaje, y se convierte en una herramienta a tu favor, pero soy muy perezoso y me cansa estar frente al ordenador, arreglar, subir las fotos…
¿Te preparas de la misma manera una película que una campaña de moda? ¡Que va, publicidad es aquí te pillo y aquí te mato! La publicidad es rapidísima, tiene mucho de reflejo. Es más superficial, y digamos que, cuanta más capacidad tengas para profundizar en un momento, mejor. Es muy aparente.
Pero debe ser una ventaja el tener experiencia como actor para hacer esos cambios rápidamente. Sí, es verdad y la publicidad de moda es muy concreta. Hice una campaña que saldrá muy pronto, de la que no puedo hablar, más la de Givenchy que son sólo fotos. Pero hay algo muy superficial: es la posición de mano, la posición de cuerpo… la interpretación de publicidad o moda es muy concreta.
Hay casos que por editorial, es posible que te pidan actings más radicales, que te permiten una mayor transformación, pero, en general, la clave es que tengas una conciencia física notable y que de la forma en que te mueves quede bien.
Pasamos a hablar ahora de tu faceta más conocida, la de actor. De las cuatro películas que rodaste en 2013 se ha quedado fuera de la selección del LSFF la única que no es una comedia, Los últimos días, un interesante thriller de ciencia ficción dirigido por los hermanos Álex y David Pastor. ¿Crees que aún no estamos acostumbrados a la buena ciencia ficción producida en España? No lo sé. Sí me da la sensación que al público le cuesta creerse todavía que un cartel encabezado por actores españoles pueda defender una película de ciencia ficción igual que la defendería una producción americana. Los últimos días es una película apoyada en un buen guion, una historia muy potente, emocionante y de factura muy notable. El thriller estaba muy bien armado. Pero, a pesar de eso, imaginamos todo el rato que si alguien la trasladara y tuviera nombres americanos o ingleses en el cartel, la gente iría a verla más de lo que lo hizo, y eso siempre es muy frustrante.
Sí creo que hay un cierto prejuicio, supongo que con determinados géneros. La comedia no ofrece problemas pero sí es verdad que hay un elemento diferencial que es la pasta. Que lo que hacemos con un presupuesto de cinco millones, siendo un presupuesto muy holgado para una película española, ellos -los estadounidenses- lo harían con veinte o treinta. Ahí nos las ingeniamos para hacer que parezca más de lo que es. Y, sinceramente, creo que el resultado en el caso concreto de Los últimos días era muy conseguido. Creo que primó más el prejuicio que un quiero pero no puedo.
En La gran familia española vuelves a trabajar bajo la dirección de Daniel Sánchez Arévalo. Y vuelves a coincidir con Héctor Colomé, Raúl Arévalo y Antonio de la Torre. ¿Cómo fue el reencuentro con el director y los actores? Con Dani somos amigos íntimos. El problema es que ahora no estoy en Madrid. Este verano, por ejemplo, que he estado rodando en Barcelona, nos hemos echado mucho de menos. Hacemos muchísimas cosas juntas, hablamos prácticamente cada día, con lo cual rodar una película juntos es una aventura retadora para ambos, porque además nos obligamos a hacer cosas que no hayamos hecho antes.
Eso no ocurre con Raúl, con el que también somos muy buenos amigos, al igual que con Héctor, que por generación le vemos menos lógicamente, y Antonio de la Torre que también está en la peli La Gran Familia Española. Es un círculo que creó Daniel a partir de Azuloscurocasinegro y que ha seguido forjándose a lo largo de los años.
Para nosotros es un lujo reencontrarnos en estos proyectos, porque Daniel nos ofrece historias muy buenas y creo que todos nos esforzamos para no darlo por sentado. Tenemos la suerte de cada equis años trabajar con un director que es un guionista espectacular, que además crea un terreno de trabajo en el que poder investigar y probar cosas que uno no haya probado. En el que asumir riesgos, en el que equivocarse está permitido; y que por interesante y creativo que eso parezca no es tan frecuente como debería. Yo al menos me esfuerzo mucho por no darlo por sentado.
Me gustan los buenos personajes. Y, de momento, me han venido mejores personajes del cine que de la televisión. La premisa básica es esa.
El largometraje, La gran Familia Española, nos trae a la memoria Traumalogía, un desternillante cortometraje rodado en 2007 por el mismo director en el que repiten parte del equipo técnico y artístico. ¿Cómo fue la experiencia considerando que la historia es muy similar, aunque en un contexto distinto? ¿Trabajaste al personaje de la misma forma que lo hiciste en el corto o a Caleb lo tomaste como algo completamente nuevo? El personaje de Caleb es completamente nuevo, no tenía nada que ver. Hay que decir que la película es una de las comedias extrañas de Dani pero que mi personaje no tiene ápice de gracia. Es el personaje menos cómico, lo cual a mí me gustaba. Pero ya en las primeras lecturas de guión que hicimos en mi casa, le decía: ‘Dani, me da la impresión de que aquí no hay ningún chiste, qué hacemos, lo fuerzo o lo dejamos tal cual?’ y decidimos que no había que forzar. Que si el tío no tiene gracia, el personaje es lo que es.
Es un personaje que asusta un poco, cosa que de entrada a mí me gustaba, porque su presentación es la de un tío arrogante. Muy seguro de sí mismo, tanto que eso le permite tratar con un cierto no desprecio, una cierta superioridad al resto de sus hermanos. Especialmente al personaje de Miquel Fernández. Desde el principio de la película hasta la mitad es un hermano chulito, que viene de fuera y pretende solucionarlo todo. Es médico y el padre se pone enfermo, ¿quién va a tomar las riendas? pues él. Pero realiza una confesión al final que ayuda a entender el por qué de su forma de ser.
Al principio, cuando ruedas, sobre todo como actor, siempre intentas justificar a tu personaje. Y había que ser un poco consecuente y mantener el personaje, no perder el tipo por miedo a caer mal. Eso nos ocurre muchas veces, ‘es que es muy antipático’. Bueno, el personaje es lo que es.
Y tú crees que la idea fue algo que Daniel mantuvo durante los años y desarrolló en La gran familia española o fue algo nuevo? Se le ocurrió la idea de utilizar el efecto catártico que fue para nuestro país la final del mundial, el sentirse ganador. ¿Qué pasaba si la boda de uno de los hermanos se desarrollaba durante la final? ¿Cómo hacer calzar esas dos cosas?
Era una cosa que todo el público español tenía muy presente, y permitía jugar con todos los complejos, con dos actitudes distintas. Yo tengo un espíritu nacionalista cero pero entiendo lo que cuenta Dani y creo que hay algo de cierto: una generación que ha visto los mejores jugadores del Barça, del Madrid y que creían que se podía ganar en el fútbol, contra una generación que vio perder a España y que no vio pasar de cuartos en toda su historia.
Este choque coincide con la relación de los dos hermanos. A eso le sumas toda la idea de una gran familia, de un gran grupo de hermanos, todos los conflictos familiares en una boda, pues surgen situaciones cómicas y muy emocionales también. ¡Es que la familia da para mucho!
Me da la sensación que al público le cuesta creerse todavía que un cartel encabezado por actores españoles pueda defender una película de ciencia ficción igual que la defendería una producción americana.
En Tres bodas de más coincides con profesionales muy populares que asociamos al mundo de la televisión: Inma Cuesta, Paco León, Berto Romero, Martiño Rivas y tú mismo te diste a conocer en la serie Poblenou de TV3 ¿Echas de menos la pequeña pantalla? ¿Formar parte, a lo mejor, de un equipo por periodos más prolongados a diferencia del rodaje de una película, que son meses o semanas intensos y luego pasas al próximo proyecto? La verdad es que no mucho. Yo veo mucha televisión, pero sobre todo televisión extranjera y no disfruto como espectador la ficción que se hace en España, en general. El ritmo de trabajo que requiere la televisión puede ser bastante sangrante, no permite un tipo de trabajo minucioso, preguntarse cosas, asumir riesgos, salirse de, si no que terminas trabajando a trazo grueso. Y, personalmente, no es el modo en que a mí me gusta trabajar, pero no cierro las puertas.
A mí me gustan los buenos personajes y una buena serie lo que te permite es, precisamente, desarrollar a lo largo de mucho tiempo un personaje. Los guionistas tienen mucho tiempo para elaborar la historia, tienes mucho tiempo para trabajar con el personaje darle distintos matices y trabajar con el público.
El problema es que esto suele ser tramposo en España. Por lo general vamos muy rápido con muchos capítulos pero con poco dinero. Básicamente tienes menos dinero, con lo cual tienes que rodar más en menos tiempo y ahí lógicamente empiezas a sacrificar cosas. Yo, por el momento, he tenido el privilegio de no verme obligado a someterme a ese tipo de velocidades.
Pero evidentemente, a mi me gustan los buenos personajes. Y, de momento, me han venido mejores personajes del cine que de la televisión. La premisa básica es esa.
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Entrevista coordinada por Miriam Rodriguez
Fotos © Noela Roibás