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Naturaleza Escultora, Maria José Arceo

por Paulina Ricardi
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Visitamos a la artista visual María José Arceo para conocer más de su trabajo y proyectos, que incluyen una muestra en la 56 edición de la Bienal de Venecia y una expedición científica a través del Atlántico con un grupo de 14 mujeres. Su fascinación infantil por la arqueología y el mar son intereses que hasta el día de hoy dictan su trabajo, que se compone principalmente de instalaciones y esculturas además de fotografía y films.

Originaria de Galicia, María José llegó a Londres hace treinta años y aquí ha establecido su vida y desenvuelto su carrera. Su línea de trabajo es clara y se ha ido desarrollando orgánicamente a lo largo de los años; su fascinación infantil por la arqueología y el mar son intereses que hasta el día de hoy dictan su trabajo, que se compone principalmente de instalaciones y esculturas además de fotografía y films. La temática es muy clara: explorar la interacción entre la manipulación humana del mundo natural y la respuesta de la naturaleza a estas interferencias.

Graduada de Camberwell College of Arts en 1992 sus trabajos han incorporado desde el principio elementos naturales, como la sal. Tras una visita a las minas de sal de Cracovia empieza a investigar, no solo sobre el mineral en sí y sus propiedades sino también sobre los problemas ecológicos que afectan a esa región, principalmente al Mar de Aral y la intervención de Rusia para desviar el flujo de los ríos que confluyen en el piélago. ¿Qué sucede cuando el mar se evapora? La sal que queda es transportada en el aire junto con desechos y polución.

DE UN ZAPATO ROMANO A UNA REALIDAD PLÁSTICA
Esta curiosidad por examinar la huella de la naturaleza en lugares y objetos la lleva a recorrer la orilla del Támesis y playas de UK, buscando objetos en los que se reflejan no sólo la acción de la naturaleza misma sino también el paso del tiempo. Hierro, clavos de barcos centenarios, pedazos de cerámicas son el objetivo de esta caza de tesoros, pero el botín más frecuente suele ser… zapatos. Miles de suelas de distintas formas, tamaños y materiales están almacenados hoy en su estudio. Algunos de la época de los Tudor; otros se remontan a tiempos romanos. Piezas que, como ella bien dice, han continuado una vida propia, separados de su original propósito o propietario, pero que mantienen la estampa de lo que fueron.  

© Noela Roibás

Así surgen trabajos como ‘Specious Extropy’ (2011) una instalación realizada a base de deshechos encontrados en el río y que será presentada, próximamente, en una galería en Nueva York. O como ‘Concretum’ (2011) exhibida en Dilston Grove (Londres) en la que, a través de los zapatos encontrados, crea un perfil de los que fueron sus dueños originales.

Esta romántica idea de hacer arqueología urbana con el tiempo tomó una dirección distinta, cuando la artista comenzó a notar la enorme cantidad de plásticos que recogía del río. Si un zapato de piel de la época Tudor seguía intacto después de medio siglo, ¿cuánto le tomaría a la naturaleza reabsorber las ingentes cantidades de plástico que recogía cada día de la orilla del Támesis?

De vuelta en el estudio, con cinco bolsas de basura recogidas diariamente, comienza a agrupar ítems por color, separar por tipo de plástico o por forma y así nace ‘River Runs Through it #1’ (2014) una torre de seis niveles que contiene deshechos plásticos organizados por colores. Tiras de pastillas, tapas de botellas, tampones, jeringuillas, botellas, cables, teléfonos móviles y un largo etcétera. Un trabajo que enfrenta al espectador, de una forma organizada, a la cantidad de basura que consumimos y creamos.

En su trabajo María José busca la belleza de lo cotidiano; encontrar el rastro del tiempo y la naturaleza que trata de reabsorber cada objeto. Objetos que son una muestra del pasado y que perduran. Que como ella bien dice, serán la arqueología del futuro.

SEA DRAGON
Su obra es también una protesta que nos pone delante de lo que consumimos y del daño que esto ocasiona al planeta. Un daño que, irreversiblemente, vuelve a nosotros ya que el plástico que se desintegra y flota en el aire, en ríos o mares y es consumido por peces. La cadena alimenticia continúa y así nosotros también consumimos y absorbemos plástico.

A través de su trabajo de investigación en esta materia fue invitada a formar parte de Exxpedition, una serie de viajes realizados exclusivamente por tripulaciones femeninas a bordo del barco Sea Dragon, con el fin de mostrar lo que no se ve: desde los tóxicos presentes en nuestro cuerpo hasta los tóxicos que invaden el mar. Así fue como el pasado Noviembre se embarcó como artista en residencia junto a otras trece mujeres (científicas, ecologistas, diseñadoras, activistas , cineastas…) para cruzar el Atlántico y analizar la cantidad de plástico presente en el agua.

Como nos cuenta la artista “el motivo del viaje con estas mujeres era llamar la atención sobre los plásticos que absorbemos a través de la piel. Productos cosméticos, de baño y como afectan el sistema hormonal de las mujeres pudiendo producir cáncer de mama, útero, cérvix, etc. El cuerpo lee el plástico como estrógeno, por lo tanto afecta a hombres y mujeres de formas distintas. A los hombres les afecta con problemas como el cáncer de próstata e impotencia. Otros estudios dan a conocer que esto puede que afecte también el crecimiento de los bebes por los efectos de esta alteración hormonal”. En la actualidad, María José trabaja en la producción de una serie de trabajos en respuesta a los hallazgos de esta expedición.

THE FALL OF THE REBEL ANGELS
Otro de sus proyectos recientes ha sido la presentación de una de sus torres de plástico ‘Fluvial Paralax: Water’s Memory, Future Archeology & Sands of Future Dust’ en la 56 Bienal de Venecia. La exposición The Fall of The Rebel Angels, comisariada por Vanya Balogh y clausurada hace unos días es la única muestra independiente presente este año en la Bienal y reúne a ciento once artistas con algunas de las propuestas más provocativas del momento. 

© Noela Roibás

Le preguntamos cómo está viviendo la experiencia «Yo lleve dos trabajos pequeños, y lo interesante es que estamos en medio de los dos edificios más importantes de la Bienal, así que el flujo de gente es constante y variado. Es una muestra que juega con los espacios. El hilo conductor no es una temática en particular si no el uso del tiempo y espacio dado.

Se trata de un grupo de artistas con los que trabajo desde hace tres años más o menos y con los que organizamos exhibiciones dos veces al año en aparcamientos. Durante Frieze nos dejan un estacionamiento detrás de John Lewis en Oxford Street y para el año nuevo chino nos dejan el de Chinatown porque la zona se cierra al tráfico. Los estacionamientos nos son precisamente White Cubes pero resultan interesantes y resultan coherentes con las obras que presentamos».

Mirando al futuro, la artista continúa desarrollando sus proyectos relacionados con el plástico «y un par de cosas más grandes que por ahora están en conversaciones».  Y tampoco abandona el trabajo con los zapatos «es una imagen que sigo desarrollando y que me gusta mucho porque al llegar al agua, lo primero que se desintegran son los hilos que unen todas las piezas. Luego las piezas se van separando y dispersando y así empiezan una trayectoria individual. Comienzan a llevar una vida a solas, sin el resto del zapato. Entonces, de alguna manera, pensé en seguir esas trayectorias ayudada por lo que queda de él creando mapas para encontrar el camino de regreso a casa».

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Más información sobre su trabajo en www.mariajosearceo.com

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